Página 149 - Consejos para los Maestros (1971)

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Capítulo 23—Cristo como el ejemplo y maestro de
los jóvenes
El ejemplo de Jesús es una luz, tanto para los jóvenes como
para los de años más maduros; porque su infancia y juventud fueron
representativas. Desde sus primeros años, su ejemplo fue perfecto.
Como niñito, obedeció a sus padres y a las leyes de la naturaleza; “y
la gracia de Dios era sobre él”.
Lucas 2:40
.
Jesús no dedicaba su tiempo a las diversiones, como muchos
jóvenes. Estudió la Palabra hasta familiarizarse con sus dichos. Aun
en su infancia, su vida y todos sus hábitos estaban en armonía con
las Escrituras, y tenía habilidad para usarlas... Además de la Palabra
escrita, estudiaba el libro de la naturaleza, hallando deleite en las
hermosas cosas de su propia creación. Sentía simpatía por la humani-
dad en todos sus variados goces y pesares. Se identificaba con todos:
con los débiles e impotentes, con los humildes, los menesterosos y
los afligidos.
En su enseñanza, Cristo sacaba sus ilustraciones del gran tesoro
de los vínculos y afectos familiares, y de la naturaleza. Ilustraba lo
desconocido con lo conocido; las verdades sagradas y divinas con
cosas naturales y terrenas, familiares para la gente que lo rodeaba.
Estas eran las cosas que habían de hablar a su corazón, y hacer la
más profunda impresión en su mente.
Las palabras de Cristo colocaron en un nuevo aspecto las en-
señanzas de la naturaleza, y hacían de ellas una nueva revelación.
Podía hablar de las cosas que habían hecho sus propias manos,
porque tenían propiedades y cualidades que le eran peculiarmente
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propias. Tanto en la naturaleza como en las sagradas páginas de las
Escrituras del Antiguo Testamento, se revelan verdades divinas por-
tentosas; y en su enseñanza, Jesús las revelaba a la gente, vinculadas
a la belleza de las cosas naturales...
Según las interpretó Jesús, las flores y los arbustos, la semilla
sembrada y la mies cosechada, contenían lecciones de verdad, así
como también la planta que brota de la tierra. Cortaba el hermoso
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