Página 192 - Consejos para los Maestros (1971)

Basic HTML Version

188
Consejos para los Maestros
El trato de los alumnos como individuos
El maestro debe estudiar cuidadosamente la disposición y el
carácter de sus alumnos, a fin de adaptar su enseñanza a sus ne-
cesidades peculiares. Tiene que cultivar un jardín, en el cual hay
plantas que difieren ampliamente en naturaleza, forma y desarrollo.
Algunas pocas pueden parecer hermosas y simétricas, pero muchas
se han atrofiado y deformado por la negligencia. Aquellos a quienes
fue confiado el cuidado de estas plantas, las dejaron a la merced de
las circunstancias, y ahora se han decuplicado las dificultades del
cultivo correcto.
Armonioso desarrollo
Ningún ramo de estudio debe recibir atención especial con des-
cuido de otros igualmente importantes. Algunos maestros dedican
mucho tiempo a una materia favorita, haciendo ensayar a los alum-
nos en todo punto y alabándolos en sus progresos, mientras que
en otros estudios esenciales estos alumnos pueden ser deficientes.
Estos instructores están causando un grave daño a sus alumnos. Los
están privando del desarrollo armonioso de las facultades menta-
les que debieran tener, como también del conocimiento que mucho
necesitan.
[221]
En estos asuntos, los maestros se dejan dominar con demasiada
frecuencia por motivos ambiciosos y egoístas. Mientras trabajen
sin otro objeto superior, no podrán inspirar a sus alumnos deseos
o propósitos nobles. Las mentes agudas y activas de los jóvenes
disciernen prontamente todo defecto de carácter, y copiarán esos
defectos con más facilidad que las gracias del Espíritu Santo.
El poder de una disposición feliz
El trato continuo con personas inferiores en edad y preparación
mental, tiende a hacer que el maestro se aferre tenazmente a sus
derechos y opiniones y defienda celosamente su posición y dignidad.
Un espíritu tal se opone a la mansedumbre y humildad de Cristo. La
negligencia en el cultivo de estas gracias le impide progresar en la
vida divina. Muchos levantan así barreras entre sí y Jesús, hasta tal
punto que su amor no puede fluir a su corazón, y luego se quejan de