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Capítulo 30—Confianza propia y honor
Enseñad a cada niño a confiar en sí mismo
—Hasta donde sea
posible, cada niño debería ser educado para que confíe en sí mismo.
Al ejercitar sus diferentes aptitudes, aprenderá a ver dónde es fuerte
y en qué es deficiente. Un instructor sabio prestará especial atención
al desarrollo de los rasgos más débiles para que el niño forme un
carácter bien equilibrado y armonioso.—
Fundamentals of Christian
Education, 57
.
Demasiado ocio formará niños débiles
—Si los padres mien-
tras viven, ayudaran a sus hijos a ayudarse a sí mismos, sería mejor
que si les dejaran una gran suma de dinero al morir. Los hijos a quie-
nes se les permite confiar principalmente en sus propios esfuerzos
llegan a ser mejores hombres y mujeres y están mejor capacitados
para la vida práctica que los hijos que han dependido de la heren-
cia de sus padres. Los hijos a quienes se enseña a depender de sus
propios recursos, generalmente aprecian sus facultades, aprovechan
sus privilegios y cultivan y dirigen sus aptitudes para cumplir un
propósito en la vida. Frecuentemente desarrollan caracteres en los
que predominan el trabajo, la frugalidad y la dignidad moral, caracte-
rísticas que constituyen el fundamento del éxito en la vida cristiana.
Aquellos hijos por quienes los padres hacen más, con frecuencia se
sienten menos obligados hacia ellos.—
Testimonies for the Church
3:122, 123
.
Los obstáculos desarrollan la fortaleza
—Son los obstáculos
los que hacen hombres fuertes. No son las ayudas, sino las difi-
cultades, los conflictos, y las contrariedades los que desarrollan la
fibra moral de los hombres. Demasiada debilidad y el esquivar la
responsabilidad han convertido en debiluchos y enanos a aquellos
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que deberían ser hombres responsables de poder moral y poderosa
fibra espiritual.—
Testimonies for the Church 3:495
.
Desde los años más tiernos, es necesario tejer en el carácter
principios de rígida integridad para que los jóvenes alcancen la
norma más elevada de virilidad y femineidad. Siempre deberían
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