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Capítulo 37—El poder del hábito
Cómo se establecen los hábitos
—Cualquier acto, bueno o ma-
lo, no forma el carácter; pero los pensamientos y sentimientos aca-
riciados preparan el camino para los actos y hechos de la misma
clase.—
The Youth’s Instructor, 15 de diciembre de 1886
.
Por la repetición de los actos se establecen los hábitos y se
confirma el carácter.—
The Signs of the Times, 6 de agosto de 1912
.
El tiempo para establecer buenos hábitos
—En gran medida,
el carácter se forma en los primeros años de la vida. Los hábitos
que entonces se establecen tienen más influencia que cualquier don
natural para que los hombres se conviertan en gigantes o enanos
intelectualmente, pues por el mal uso de los hábitos, los mejores
talentos pueden torcerse y debilitarse. Mientras más precozmente se
practiquen hábitos dañinos, más firmemente sujetarán a su víctima en
la esclavitud, y más ciertamente rebajarán su norma de espiritualidad.
Por otro lado, si se forman hábitos correctos y virtuosos durante la
juventud, por regla general determinarán el proceder de su dueño
durante la vida. En la mayoría de los casos, se encontrará que los
que en los años maduros de la vida reverencian a Dios y honran
lo recto, aprendieron esa lección antes de que hubiera tiempo para
que el mundo sellara su imagen de pecado en el alma. Las personas
de edad madura, por regla general, son tan insensibles a las nuevas
impresiones como lo es la roca endurecida, pero la juventud es
impresionable.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 45
.
Los hábitos se pueden modificar, pero rara vez se cambian
Lo que el niño ve y oye está trazando profundas líneas en la tierna
mente, que ninguna circunstancia posterior de la vida podrá borrar
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del todo. Entonces el intelecto está tomando forma y los afectos están
recibiendo dirección y fortaleza. Los actos repetidos en cierto sentido
se convierten en hábitos. Estos se pueden modificar mediante una
severa educación, en la vida posterior, pero rara vez se cambian.—
Good Health, enero de 1880
.
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