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Capítulo 41—Propósitos de la disciplina
El dominio propio es el propósito primordial
—El objeto de la
disciplina es educar al niño para que se gobierne solo. Se le debería
enseñar la confianza en sí mismo y el dominio propio. Por lo tanto,
tan pronto como sea capaz de comprender, se debería alistar su razón
de parte de la obediencia. Procurad que todo el trato con él muestre
que la obediencia es justa y razonable. Ayudadle a ver que todas
las cosas están sujetas a leyes y que la desobediencia conduce, al
fin, al desastre y el sufrimiento. Cuando Dios prohíbe una cosa nos
amonesta, en su amor, contra las consecuencias de la desobediencia
a fin de salvarnos de daños y pérdidas.—
La Educación, 279
.
Consígase el poder de la voluntad
—Sólo se logra el verdadero
objeto del reproche cuando se induce al transgresor a ver su falta y se
prepara su voluntad para su corrección. Obtenido esto, indíquesele
la fuente del perdón y poder.—
La Educación, 283
.
Los que educan a sus alumnos para que sientan que reside en sí
mismos el poder de llegar a ser hombres y mujeres de honra y utili-
dad, serán los que tendrán un éxito más permanente.—
Fundamentals
of Christian Education, 58
.
Corregid los malos hábitos y las malas inclinaciones y ten-
dencias
—Es obra de los padres restringir, guiar y controlar. No
pueden cometer un mal peor que permitir que sus hijos satisfagan
todos sus deseos y fantasías pueriles, y dejarlos que sigan sus propias
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inclinaciones; no les pueden hacer un mal peor que dejar en su mente
la impresión que deben vivir para agradarse a sí mismos y divertirse,
para seguir sus propias inclinaciones y buscar sus propios placeres
y compañías. . . . Los jóvenes necesitan padres que los eduquen
y disciplinen, que les corrijan sus malos hábitos e inclinaciones y
poden sus malas tendencias.—
Manuscrito 12, 1898
.
Derribad el baluarte de Satanás
—Madres, el destino de vues-
tros hijos descansa en gran medida en vuestras manos. Si no cumplís
vuestro deber, podéis colocarlos en las filas de Satanás y hacerlos sus
agentes para arruinar otras almas. O vuestra fiel disciplina y ejemplo
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