Página 427 - Conducci

Basic HTML Version

Capítulo 79—El sábado el día de delicia
Desprecio prevaleciente por el sábado
—Se me ha mostrado
que muchísimos de los padres que profesan creer el solemne mensaje
para este tiempo no han preparado a sus hijos para Dios. No han
sabido reprimirlos y se han enojado con cualquiera que tratara de
reprimirlos. Mediante una fe viviente no han unido diariamente a sus
hijos al altar del Señor. Muchos de esos jóvenes han sido dejados en
libertad de transgredir el cuarto mandamiento haciendo su voluntad
en el santo día de Dios. No han sentido escrúpulos de conciencia en
ir por las calles durante el sábado para divertirse. Muchos van donde
les place y hacen lo que les place, y sus padres están tan temerosos
de desagradarlos que, imitando la conducta de Elí, no los reprimen.
Esos jóvenes finalmente pierden todo respeto por el sábado y
no se sienten atraídos por las reuniones religiosas ni por las cosas
sagradas y eternas.—
Testimonies for the Church 5:36, 37
.
Prestad atención a la primera palabra del cuarto manda-
miento
—La palabra “acordarte” está colocada en el mismo princi-
pio del cuarto mandamiento. Padres, necesitáis recordar vosotros
mismos el día sábado para guardarlo santamente. Y si hacéis esto,
estáis dando la debida instrucción a vuestros hijos. Ellos reveren-
ciarán el santo día de Dios. . . . En vuestros hogares se necesita la
educación cristiana. A lo largo de toda la semana tened en cuenta el
santo sábado del Señor pues ese día ha de ser dedicado al servicio
de Dios. Es un día cuando han de descansar las manos de las tareas
mundanales, cuando han de recibir especial atención las necesidades
del alma.—
Manuscrito 57, 1897
.
[500]
Cuando el sábado se recuerde así, no se permitirá que lo temporal
usurpe lo que pertenece a lo espiritual. Ningún deber que incumbe a
los seis días hábiles será dejado para el sábado. Durante la semana
nuestras energías no se agotarán de tal manera en el trabajo temporal
que, en el día en que el Señor descansó y fue refrigerado, estemos
demasiado cansados para dedicarnos a su servicio.—
Joyas de los
Testimonios 3:21
.
423