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Capítulo 14—Tranquilidad, respeto y reverencia
Reprímanse los ruidos indebidos y el alboroto
—Una madre
no debe permitir que su mente permanezca ocupada con demasiadas
cosas. . . . Con la mayor diligencia y la más estrecha vigilancia debe
cuidar a los pequeños que, si se les permite, llevarán a cabo todo
impulso emanado de la abundancia de sus corazones inexpertos e
ignorantes. En la exuberancia de su espíritu, harán ruido y alboroto
en el hogar. Esto debería impedirse. Los niños pueden ser muy feli-
ces si se los educa para que no hagan esas cosas. Debe enseñárseles
que cuando llegan visitas, deben comportarse con tranquilidad y
respeto.—
Manuscrito 64, 1899
.
La tranquilidad debe reinar en el hogar
—Padres y madres, .
. . enseñad a vuestros hijos que deben subordinarse a la ley. No les
permitáis pensar que porque son niños, tienen el privilegio de hacer
todo el ruido que les plazca en el hogar. Deben establecerse normas
sabias y ponerse en vigencia para que la belleza de la vida del hogar
no sea malograda.—
The Signs of the Times, 25 de septiembre de
1901
.
Los padres les hacen mucho daño a sus hijos cuando les permiten
gritar y llorar. No debería permitírseles ser descuidados y turbulentos.
Si no se corrigen a edad temprana estos rasgos objetables de carácter,
los niños los conservarán, desarrollados y fortalecidos, en la vida
religiosa y en la de los negocios. Los niños pueden ser muy felices
aunque se les enseñe a comportarse con sosiego en la casa.—
The
Signs of the Times, 25 de septiembre de 1901
.
Enséñese a respetar el juicio experimentado
—Se les debe
enseñar a los niños a respetar el juicio experimentado. Se los debe
educar de tal manera que su mente esté unida con la de sus padres
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y maestros, e instruirlos de manera que puedan ver cuán propio
es escuchar su consejo. Entonces, cuando se aparten de la mano
guiadora, su carácter no será como el junco que tiembla al soplo del
viento.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 60
.
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