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Capítulo 19—La pureza
Instruid en los principios de la pureza
—Madres cristianas,
otra madre os ruega que comprendáis la responsabilidad que descan-
sa sobre vosotras. Enseñad a vuestros hijos desde la cuna a practicar
la abnegación y el dominio propio. Criadlos para que tengan orga-
nismos fuertes y hábitos morales sanos. Impresionad su mente con
la verdad de que Dios no se propone que vivamos únicamente para
nuestra complacencia en el momento presente, sino para nuestro
bien final. Estas lecciones serán como semillas sembradas en tierra
fértil, y darán un fruto que alegrará vuestro corazón.—
Manuscrito
44, 1900
.
A fin de proteger a sus hijos contra las influencias contaminado-
ras, los padres deben instruirlos en los principios de la pureza. Los
niños que en el hogar adquieren hábitos de obediencia y de dominio
propio, tendrán poca dificultad en su vida escolar, y escaparán a mu-
chas de las tentaciones que asedian a los jóvenes. Los padres deben
enseñar a sus hijos a ser fieles a Dios en todas las circunstancias y
lugares. Deben rodearlos de influencias que tenderán a fortalecer el
carácter. Con una educación tal, los niños, cuando vayan a la escuela,
no serán causa de perturbación y ansiedad. Apoyarán a sus maestros,
y serán un ejemplo y estimulo para sus condiscípulos.—
Consejos
para los Maestros Padres y Alumnos, 116
.
Ejerced una vigilancia incesante
—Los padres y los guardianes
deben mantener ellos mismos pureza de corazón y de vida si quieren
que sus hijos sean puros. Deben dar la instrucción necesaria, y
además deben ejercer una vigilancia incesante. Cada día surgen
nuevos pensamientos en la mente de los jóvenes, nuevas impresiones
en su corazón. Las asociaciones que forman, los libros que leen, los
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hábitos que practican, todos deben ser vigilados.—
The Signs of the
Times, 25 de mayo de 1882
.
Mantened el hogar puro y atrayente
—El hogar debe mante-
nerse puro y limpio. Los rincones descuidados y sucios de la casa
tenderán a formar rincones impuros y descuidados en el alma. Ma-
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