Página 29 - Consejos Sobre el R

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Razones de la reforma
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6. Una razón por la cual no disfrutamos de más bendiciones del
Señor, es que no prestamos atención a la luz que le ha placido darnos
con respecto a las leyes de la vida y la salud.—
The Review and
Herald, 8 de mayo de 1883
.
7. Dios es tan ciertamente el autor de las leyes físicas como lo
es de la ley moral. Su ley está escrita con su propio dedo sobre
cada nervio, cada músculo y cada facultad que ha sido confiada al
hombre.—
Palabras de Vida del Gran Maestro, 326, 327 (1900)
.
8. El Creador del hombre ha dispuesto la maquinaria viviente de
nuestro cuerpo. Toda función ha sido hecha maravillosa y sabiamen-
te. Y Dios se ha comprometido a conservar esta maquinaria humana
marchando en forma saludable, si el agente humano quiere obedecer
las leyes de Dios y cooperar con él. Toda ley que gobierna la maqui-
naria humana ha de ser considerada tan divina en su origen, en su
carácter y en su importancia como la Palabra de Dios. Toda acción
descuidada y desatenta, todo abuso cometido con el maravilloso
mecanismo del Señor, al desatender las leyes específicas que rigen
la habitación humana, es una violación de la ley de Dios. Podemos
[18]
contemplar y admirar la obra de Dios en el mundo natural, pero la
habitación humana es la más admirable.—
Manuscrito 3, 1897
.
[
El pecado de seguir una conducta que gaste innecesariamente
la vitalidad u oscurezca el cerebro—194
]
9. Es tan ciertamente un pecado violar las leyes de nuestro ser
como lo es quebrantar las leyes de los Diez Mandamientos. Hacer
cualquiera de ambas cosas es quebrantar los principios de Dios. Los
que transgreden la ley de Dios en su organismo físico, tendrán la
inclinación a violar la ley de Dios pronunciada desde el Sinaí.
[
Véase también 63
.]
Nuestro Salvador advirtió a sus discípulos que inmediatamente
antes de su segunda venida existiría un estado de cosas muy similar
al que precedió al diluvio. El comer y beber sería llevado al exceso,
y el mundo se entregaría al placer. Este estado de cosas es el que
existe hoy. El mundo está mayormente entregado a la complacencia
del apetito; y la disposición a seguir costumbres mundanas nos
esclavizará a hábitos pervertidos: hábitos que nos harán más y más
semejantes a los moradores de Sodoma que fueron condenados.
Me he admirado de que los habitantes de la tierra no hayan sido
destruidos, como la gente de Sodoma y Gomorra. Veo que existe