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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
la escuela sabática, y a los detalles de la obra misionera y la obra
con folletos, debe darse en las iglesias locales, o en reuniones es-
pecialmente convocadas al efecto. El mismo principio se aplica a
las escuelas de cocina. Aunque ellas están muy bien en su lugar, no
deben ocupar el tiempo de nuestros congresos.—
Testimonies for the
Church 6:44, 45 (1900)
.
Un agente reformador
812. Han de establecerse escuelas de cocina en muchos lugares.
Esta obra puede empezar de una manera humilde, pero mientras
cocineras inteligentes hacen lo mejor para instruir a otros, el Señor
les dará habilidad y comprensión. La Palabra del Señor es: “No les
impidáis; porque yo me revelaré a ellas como su instructor”. Dios
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obrará con aquellos que desarrollan los planes del Señor, enseñando
a la gente cómo realizar una reforma en su régimen por medio de la
preparación de alimentos sanos y económicos. Así los pobres serán
animados a adoptar los principios de la reforma pro salud; serán
ayudados a ser industriosos y a depender de sí mismos.
Me ha sido presentado el hecho de que hombres y mujeres capa-
ces estaban siendo enseñados por Dios a preparar alimentos sanos y
apetitosos de una manera aceptable. Muchos de ellos eran jóvenes,
y los había también de edad madura. He sido instruida a estimular
la dirección de escuelas de cocina en todos los lugares donde se
está haciendo obra misionera-médica. Debe usarse todo estímulo
para inducir a la gente a la reforma. Hágase brillar sobre el pueblo
tanta luz como sea posible. Enséñesele a hacer todas las mejoras que
pueda en la preparación de los alimentos, y anímeselo a impartir a
otros lo que aprende.
¿No haremos todo lo que está de nuestra parte para hacer avanzar
la obra en todas nuestras grandes ciudades? Miles y miles que viven
cerca de nosotros necesitan ayuda de diversas maneras. Recuerden
los ministros del Evangelio que el Señor Jesucristo dijo a sus discí-
pulos: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre
un monte no se puede esconder”. “Vosotros sois la sal de la tierra;
pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?”.
Mateo 5:14,
13
.—
Testimonies for the Church 7:113, 114 (1902)
.