Página 250 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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Capítulo 15—La verdad progresa en Inglaterra
Al mismo tiempo que Lutero daba la Biblia al pueblo de Ale-
mania, Tyndale era impulsado por el Espíritu de Dios a hacer otro
tanto para Inglaterra. La Biblia de Wiclef había sido traducida del
texto latino, que contenía muchos errores. No había sido impresa,
y el costo de las copias manuscritas era tan crecido que, fuera de
los ricos y de los nobles, pocos eran los que podían proporcionárse-
las, y como, además, la iglesia las proscribía terminantemente, sólo
alcanzaban una circulación muy escasa. En el año 1516, o sea un
año antes de que aparecieran las tesis de Lutero, había publicado
Erasmo su versión greco-latina del Nuevo Testamento. Era ésta la
primera vez que la Palabra de Dios se imprimía en el idioma origi-
nal. En esta obra fueron corregidos muchos de los errores de que
adolecían las versiones más antiguas, y el sentido de la Escritura
era expresado con más claridad. Comunicó a muchos representantes
de las clases educadas un conocimiento mejor de la verdad, y dió
poderoso impulso a la obra de la Reforma. Pero en su gran mayoría
el vulgo permanecía apartado de la Palabra de Dios. Tyndale iba a
completar la obra de Wiclef al dar a sus compatriotas la Biblia en su
propio idioma.
Muy dedicado al estudio y sincero investigador de la verdad,
había recibido el Evangelio por medio del Testamento griego de
Erasmo. Exponía sus convicciones sin temor alguno e insistía en que
todas las doctrinas tienen que ser probadas por las Santas Escrituras.
Al aserto papista de que la iglesia había dado la Biblia y de que
sólo la iglesia podía explicarla, contestaba Tyndale: “¿Sabéis quién
enseñó a las águilas a buscarse su presa? Ese mismo Dios es el
que enseña a sus hijos hambrientos a encontrar a su Padre en su
Palabra. Lejos de habernos dado vosotros las Santas Escrituras, las
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habéis escondido de nuestra vista, y sois vosotros los que quemáis a
los que las escudriñan; y, si pudierais, quemaís también las mismas
Escrituras.”—D’Aubigné,
Histoire de la Réformation du seizième
siècle,
lib. 18, cap. 4.
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