Página 94 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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El Conflicto de los Siglos
1. Lejos estaba aún el tiempo de Lutero; pero ya empezaba a darse a
conocer un hombre cuyo testimonio contra Roma conmovería a las
naciones.
Juan Hus era de humilde cuna y había perdido a su padre en
temprana edad. Su piadosa madre, considerando la educación y el
temor de Dios como la más valiosa hacienda, procuró asegurársela a
su hijo. Hus estudió en la escuela de la provincia y pasó después a la
universidad de Praga donde fué admitido por caridad. En su viaje a
la ciudad de Praga fué acompañado por su madre, que, siendo viuda
y pobre, no pudo dotar a su hijo con bienes materiales, pero cuando
llegaron a las inmediaciones de la gran ciudad se arrodilló al lado
de su hijo y pidió para él la bendición de su Padre celestial. Muy
poco se figuraba aquella madre de qué modo iba a ser atendida su
plegaria.
En la universidad se distinguió Hus por su aplicación, su cons-
tancia en el estudio y sus rápidos progresos, al par que su conducta
intachable y sus afables y simpáticos modales le granjearon general
estimación. Era un sincero creyente de la iglesia romana y deseaba
ardientemente recibir las bendiciones espirituales que aquélla profe-
sa conceder. Con motivo de un jubileo, fué él a confesarse, dió a la
iglesia las pocas monedas que llevaba y se unió a las procesiones pa-
ra poder participar de la absolución prometida. Terminado su curso
de estudios, ingresó en el sacerdocio, y como lograra en poco tiempo
darse a conocer, no tardó en ser elegido para prestar sus servicios en
la corte del rey. Fué también nombrado catedrático y posteriormente
rector de la universidad donde recibiera su educación. En pocos años
el humilde estudiante que fuera admitido por caridad en las aulas
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llegó a ser el orgullo de su país y a adquirir fama en toda Europa.
Mas otro fué el campo en donde Hus principió a trabajar en busca
de reformas. Algunos años después de haber recibido las órdenes
sacerdotales, fué elegido predicador de la capilla llamada de Belén.
El fundador de ésta había abogado, por considerarlo asunto de gran
importancia, en favor de la predicación de las Santas Escrituras en el
idioma del pueblo. No obstante la oposición de Roma, esta práctica
no había desaparecido del todo de Bohemia. Sin embargo, era mucha
la ignorancia respecto a la Biblia, y los peores vicios reinaban en
todas las clases de la sociedad. Hus denunció sin reparo estos males