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Poesía y canto
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¿Has considerado tú la extensión de la tierra?
¡Declara si sabes todo esto!
“¿Dónde está el camino que conduce
a la morada de la luz?”
¿Y dónde está el lugar de las tinieblas [...].
¿Has penetrado tú hasta los depósitos de la nieve?
¿Has visto los depósitos del granizo,
que tengo reservados para el tiempo de angustia,
para el día de la guerra y de la batalla?
¿Por qué camino se difunde la luz
y se esparce el viento del este sobre la tierra?
¿Quién le abrió un cauce al turbión
y un camino a los relámpagos y los truenos,
haciendo llover sobre la tierra deshabitada,
sobre el desierto, donde no vive ningún ser humano,
para saciar la tierra desierta y sin cultivo
y para hacer que brote la tierna hierba? [...]
“¿Podrás tú anudar los lazos de las Pléyades?
¿Desatarás las ligaduras de Orión?
¿Haces salir a su tiempo las constelaciones de los cielos?
¿Guías a la Osa Mayor con sus hijos?
En cuanto a la belleza de expresión, leed también la descripción
de la primavera, registrada en el Cantar de los Cantares:
[145]
“Ya ha pasado el invierno,
la lluvia ha cesado y se fue;
han brotado las flores en la tierra,
ha venido el tiempo de la canción
y se oye el arrullo de la tórtola en nuestro país.
Ya la higuera ha dado sus higos
y las vides en cierne, su olor.
¡Amada mía, hermosa mía, levántate y ven!
No es inferior en belleza la profecía involuntaria de bendición
para Israel pronunciada por Balaam:
“De Aram me trajo Balac, rey de Moab,