Página 137 - El Evangelismo (1994)

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El esfuerzo público
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el mejor medio para atraer su atención.—
Historical Sketches of the
Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 147, 148 (1886)
.
Ganemos la confianza visitando los hogares
—Existen muchas
familias que nunca serán alcanzadas por la verdad de la Palabra de
Dios a menos que los mayordomos de la múltiple gracia de Cristo
entren en sus hogares, y por medio de un ministerio fervoroso,
santificado por el apoyo del Espíritu Santo, quebranten las barreras
y entren en los corazones de la gente. Cuando las personas ven
que estos obreros son mensajeros de gracia, ministros de gracia,
se preparan para escuchar las palabras habladas por ellos. Pero los
corazones de aquellos que hacen esta obra deben palpitar al unísono
con el corazón de Cristo. Deben estar plenamente consagrados al
servicio de Dios, listos para hacer lo que él manda, para ir a cualquier
parte donde su providencia los dirija, y hablar las palabras que él
les dé. Y si ellos son lo que Dios desea que sean, si están imbuidos
de su Santo Espíritu, cooperan con los agentes celestiales y son en
realidad “colaboradores juntamente con Dios”.—
Carta 95, 1896
.
Sermones impresos y otras publicaciones
El uso eficaz de publicaciones
—La verdad debe ser publicada
en forma mucho más extensa de lo que lo ha sido hasta ahora.
Debe ser definida en rasgos claros y precisos delante de la gente.
Debe ser proclamada con argumentos breves, pero concluyentes, y
deben hacerse planes para que cada reunión en que la verdad ha sido
presentada a la gente, sea seguida por la distribución de folletos.
Hoy por hoy puede verse la necesidad de regalarlos, pero serán un
poder para el bien, y nada se perderá.
Los discursos dados en el púlpito serán mucho más eficaces si
se hace circular material impreso, educando a los oyentes en las
doctrinas de la Biblia. Dios hará que muchos estén dispuestos a leer,
pero habrá muchos que también se rehusarán a ver u oír algo sobre
la verdad presente. Pero no debemos ni aun pensar que estos casos
están fuera de toda esperanza, pues Cristo está atrayendo a muchas
personas hacia sí... Debéis avanzar con vuestras manos llenas con la
debida clase de material de lectura y vuestro corazón lleno del amor
[121]
de Dios.—
Carta 1, 1875
.