Página 209 - La Historia de la Redenci

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Capítulo 34—Leales a Dios en medio de la
persecución
Este capítulo está basado en Hechos 5:12-42.
Los Apostulos continuaron con gran poder su obra de misericor-
dia, de sanar a los afligidos y proclamar al Salvador crucificado y
resucitado. Muchos se añadían continuamente a la iglesia por medio
del bautismo, pero nadie se atrevía a hacerlo si no estaba unido de
corazón y mente con los creyentes en Cristo. Multitudes acudieron a
Jerusalén para traer a los enfermos y a los que estaban poseídos por
espíritus inmundos. Muchos dolientes eran depositados en las calles
por donde Pedro y Juan pasaban, para que sus sombras cayeran sobre
ellos y los sanaran. El poder del resucitado Salvador ciertamente
había descendido sobre los apóstoles, y éstos llevaban a cabo señales
y milagros que diariamente aumentaban el número de creyentes.
Estas cosas llenaban de gran perplejidad a los sacerdotes y go-
bernantes, especialmente a los saduceos. Se dieron cuenta de que
si se permitía que los apóstoles predicaran a un Salvador resucita-
do e hicieran milagros en su nombre, pronto todos rechazarían su
doctrina de que no hay resurrección y su secta pronto se extinguiría.
Los fariseos percibían que la tendencia de su predicación pronto
socavaría las ceremonias judaicas y quitaría todo significado a los
sacrificios. Sus primeros esfuerzos para suprimir a estos predicado-
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res habían sido vanos, pero ahora estaban decididos a terminar con
ese entusiasmo.
Librado por un ángel
De acuerdo con esto los apóstoles fueron arrestados y puestos en
prisión, y se convocó al Sanedrín para que tratara su caso. Una gran
cantidad de eruditos, además de los miembros regulares del concilio,
fueron convocados también, y deliberaron juntos en cuanto a lo que
se podía hacer con estos perturbadores de la paz. “Mas un ángel
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