Página 115 - Mensajes para los J

Basic HTML Version

Capítulo 31—La unión con Cristo
La unión con Cristo mediante una fe viviente es duradera; toda
otra unión perecerá. Cristo nos escogió a nosotros primero, pagando
un precio infinito por nuestra redención; y el verdadero creyente
escoge a Cristo como el primero, el último y el mejor en todo. Pero
esta unión tiene su precio. El hombre orgulloso entra en una unión de
dependencia total. Todos los que entran en esta unión han de sentir su
necesidad de la sangre expiatoria de Cristo. Tienen que experimentar
un cambio de corazón. Deben someter su voluntad a la voluntad
de Dios. Habrá una lucha con obstáculos internos y externos. Se
llevará a cabo una obra dolorosa de desprendimiento tanto como de
acercamiento. El orgullo, el egoísmo, la vanidad, la mundanalidad—
el pecado en todas sus formas—tienen que ser vencidos si queremos
entrar en unión con Cristo. La razón por la que muchos encuentran
la vida cristiana tan lamentablemente dura, y por la que son tan
inconstantes y variables, es que procuran vincularse con Cristo sin
primero haberse desprendido de sus ídolos acariciados.
Después de lograr la unión con Cristo, la podemos conservar
solamente mediante la oración ferviente y un esfuerzo incansable.
Tenemos que resistir, negarnos a nosotros mismos y someter el yo.
Mediante la gracia de Cristo, con valor, fe y vigilancia podemos
ganar la victoria.—
Testimonios para la Iglesia 5:214
.
[83]
111