Página 436 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
ba cuán maravillosamente Dios había obrado con su pueblo en el
pasado, predecía los grandes acontecimientos futuros, la victoria
final de los fieles cuando Cristo vuelva con poder y gloria. Se le
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mandó al pueblo que aprendiera de memoria este poema histórico
y lo enseñara a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Debía cantarlo
la congregación cuando se reunía para el culto, y debían repetirlo
sus miembros individuales mientras se ocupaban en sus tareas co-
tidianas. Tenían los padres la obligación de grabar estas palabras
en la mente susceptible de sus hijos de tal manera que jamás las
olvidaran.
Puesto que los israelitas habían de ser, en un sentido especial,
los guardianes y depositarios de la ley de Dios, era necesario que
el significado de sus preceptos y la importancia de la obediencia
fueran inculcados en forma especial a ellos y por su medio a sus
hijos y a los hijos de sus hijos. El Señor mandó con respecto a las
palabras de sus estatutos: “Las repetirás a tus hijos, y les hablarás
de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte,
y cuando te levantes. [...] y las escribirás en los postes de tu casa, y
en tus puertas”.
Deuteronomio 6:7-9
.
Cuando sus hijos les preguntaran en el futuro: “¿Qué significan
los testimonios, y estatutos, y derechos, que Jehová nuestro Dios os
mandó?”, los padres tendrían la oportunidad de repetirles la historia
de cuán bondadosamente Dios los había tratado, de cómo el Señor
había obrado para librarlos a fin de que ellos pudieran obedecer su
ley, y debían declararles: “Nos mandó que cumplamos todos estos
estatutos, y que temamos a Jehová, nuestro Dios, para que nos vaya
bien todos los días y para que nos conserve la vida, como hasta
hoy. Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos
estos mandamientos delante de Jehová, nuestro Dios, como él nos
ha mandado”.
Vers. 20-25
.
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