Página 61 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Set y Enoc
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inmutables, y que la pena por la transgresión es ineludible. El sábado
fue honrado por todos los hijos de Adán que permanecieron leales a
Dios. Pero Caín y sus descendientes no respetaron el día en el cual
Dios había reposado. Eligieron su propio tiempo para el trabajo y el
descanso, sin tomar en cuenta el mandamiento de Jehová.
Al recibir la maldición de Dios, Caín se había retirado de la
familia de sus padres. Había escogido primeramente el oficio de
labrador, y luego fundó una ciudad, a la cual dio el nombre de su
hijo mayor. Se había retirado de la presencia del Señor, desechan-
do la promesa del Edén restaurado, para buscar riquezas y placer
en la tierra maldita por el pecado, y así se había destacado como
caudillo de la gran multitud que adora al dios de este mundo. Sus
descendientes se distinguieron en todo lo referente al mero progreso
terrenal y material. Pero menospreciaron a Dios, y se opusieron a
sus propósitos hacia el ser humano. Al homicidio, cuya comisión
iniciara Caín, Lamec, su quinto descendiente, agregó la poligamia,
y con cínica jactancia, reconoció a Dios tan solo para sacar de la
venganza prometida a Caín una garantía de su propia salvaguardia.
Abel había llevado una vida pastoral, habitando en tiendas o caba-
ñas, y los descendientes de Set hicieron lo mismo y se consideraron
“extranjeros y peregrinos sobre la tierra”, que buscaban una patria
“mejor, esto es, la celestial”.
Hebreos 11:13, 16
.
Durante algún tiempo las dos clases permanecieron separadas.
Esparciéndose del lugar en que se establecieron primeramente, los
descendientes de Caín se dispersaron por todos los llanos y valles
donde habían habitado los hijos de Set; y estos, para escapar a la
influencia contaminadora de aquellos, se retiraron a las montañas,
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y allí establecieron sus hogares. Mientras duró esta separación, los
hijos de Set mantuvieron el culto a Dios en toda su pureza. Pero con
el transcurso del tiempo, se aventuraron poco a poco a mezclarse
con los habitantes de los valles. Esta asociación produjo los peores
resultados. Vieron “los hijos de Dios que las hijas de los hombres
eran hermosas”.
Génesis 6:2
. Atraídos por la hermosura de las hijas
de los descendientes de Caín, los hijos de Set desagradaron al Señor
uniéndose con ellas en matrimonio. Muchos de los que adoraban
a Dios fueron inducidos a pecar mediante los halagos que ahora
estaban constantemente ante ellos, y perdieron su carácter peculiar
y santo. Al mezclarse con los depravados, llegaron a ser semejantes