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Joyas de los Testimonios 1
sus ángeles, y Satanás, siempre listo para destruir las almas, empieza
a presentarles sus engaños. Los tales corren el mayor peligro; y si
lo ven y tratan de resistir a las potestades de las tinieblas, no les
resultará fácil libertarse de la trampa de Satanás. Se han aventurado
en el terreno de Satanás, y él los declara suyos. No vacilará en
empeñar todas sus energías y llamar en su ayuda a toda su hueste
maligna para arrancar a un solo ser humano de las manos de Cristo.
Los que han tentado al diablo a que los tiente, tendrán que ha-
cer esfuerzos desesperados para librarse de su poder. Pero cuando
empiecen a trabajar, entonces los ángeles de Dios a quienes han
agraviado acudirán en su auxilio. Satanás y sus ángeles no están
dispuestos a perder su presa. Contienden y pelean con los santos án-
geles, y el conflicto es intenso. Pero si los que han errado continúan
orando y con profunda humildad confiesan sus yerros, los ángeles
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que son poderosos en fortaleza prevalecerán y los arrebatarán del
poder de los ángeles malos.
Al levantarse el telón y mostrárseme la corrupción de esta época,
mi corazón se condolió y mi espíritu casi desmayó dentro de mí.
Vi que los habitantes de la tierra estaban llenando la copa de su
iniquidad. La ira de Dios está encendida, y no se apagará hasta que
los pecadores estén destruídos sobre la tierra. Satanás es el enemigo
personal de Cristo. Es el que origina y encabeza toda especie de
rebelión en el cielo y en la tierra. Su ira aumenta; nosotros no nos
damos cuenta de su poder.
Si nuestros ojos fuesen abiertos y pudiéramos discernir la obra
que efectúan los ángeles caídos con aquellos que se sienten tranqui-
los y seguros, no nos sentiríamos tan seguros. Los malos ángeles
nos siguen en todo momento. Es lógico que los hombres malos
estén dispuestos a obrar como les sugiere Satanás; pero mientras
que nuestra mente no está en guardia contra sus agentes invisibles,
ellos asumen nuevas posiciones y obran maravillas y milagros ante
nuestros ojos. ¿Estamos preparados para resistirles por la Palabra de
Dios, la única arma que podemos usar con éxito?
Algunos estarán tentados a recibir estos prodigios como prove-
nientes de Dios. Habrá enfermos que sanarán delante de nosotros. Se
realizarán milagros ante nuestra vista. ¿Estamos preparados para la
prueba que nos aguarda cuando se manifiesten más plenamente los
milagros mentirosos de Satanás? ¿No serán entrampadas y apresadas