Página 231 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Una carta de cumpleaños
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Muchos profesan estar del lado del Señor, sin estarlo; el peso de
todas sus acciones está en favor de Satanás. ¿Por qué medios deter-
minaremos en qué lado estamos? ¿Quién posee el corazón? ¿Con
quién están nuestros pensamientos? ¿Acerca de quién conversamos
con deleite? ¿A quién dedicamos nuestros más cálidos afectos y
nuestras mejores energías? Si estamos del lado del Señor, nuestros
pensamientos están con él, y nuestras reflexiones más dulces se re-
fieren a él. No trabamos amistad con el mundo; hemos consagrado
a Dios todo lo que tenemos y somos. Anhelamos llevar su imagen,
respirar su espíritu, hacer su voluntad y agradarle en todo.
Una influencia positiva
Debes conducirte de tal manera que nadie necesite equivocarse
acerca de ti. Sin decisión, no puedes ejercer influencia en el mundo.
Tus resoluciones pueden ser buenas y sinceras, pero fracasarán a
menos que hagas de Dios tu fortaleza y avances con firme resolución
de propósito. Debes consagrar todo tu corazón a la causa y la obra
de Dios. Debes desear sinceramente obtener experiencia en la vida
cristiana. Debes ejemplificar a Cristo en tu vida.
No puedes servir a Dios y a Mammón. Estarás completamente
del lado del Señor o del lado del enemigo. “El que no es conmi-
go, contra mí es; el que conmigo no recoge, desparrama.”
Lucas
11:23
. Algunas personas fracasan en su vida religiosa porque son
vacilantes e irresolutas. Con frecuencia se convencen y casi llegan
al punto de entregarlo todo para Dios; pero, al no decidirse, vuelven
a caer. Mientras están en el pecado, su conciencia se endurece, y se
vuelve cada vez menos susceptible a las impresiones del Espíritu
de Dios. Su Espíritu las ha amonestado y convencido, pero ha sido
despreciado y contristado hasta que casi se ha apartado de ellas. No
se puede jugar con Dios. El nos muestra claramente nuestro deber, y
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si no andamos en la luz, ésta se convierte en tinieblas.
Dios te invita a ser colaborador suyo en su viña. Empieza donde
te encuentres. Acude a la cruz, y allí renuncia a ti mismo, al mundo
y a todo ídolo. Acepta plenamente a Jesús en tu corazón. Te hallas
en un lugar donde es difícil conservar la consagración y ejercer una
influencia que aparte a otros del pecado, de los placeres y de la