Página 105 - Mente, C

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Alimento para la mente
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qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra”, dice el
salmista y añade: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no
pecar contra ti”.
Salmos 119:9, 11
.—
Historia de los Patriarcas y
Profetas, 492 (1890)
.
El carácter se revela por la elección de la lectura
—La natu-
raleza de la experiencia religiosa de una persona se revela por el
carácter de los libros que escoge para leer en los momentos de-
socupados. Para tener un estado mental sano y principios religiosos
firmes, los jóvenes deben vivir en comunión con Dios mediante su
Palabra. Al señalar el camino de la salvación por medio de Cristo, La
Biblia es nuestro guía hacia una vida más elevada y mejor. Contiene
la historia y las biografías más interesantes e instructivas que se
hayan escrito. Los que no han pervertido su imaginación con la
lectura de novelas, hallarán que la Biblia es el más interesante de
los libros.—
The Youth’s Instructor, 9 de octubre de 1902
;
Mensajes
para los Jóvenes, 271
.
Algunos libros confunden la mente
—Muchos de los libros
apilados en las grandes bibliotecas de la tierra confunden la mente
más de lo que ayudan a la comprensión. Y sin embargo, los hombres
gastan grandes sumas de dinero para comprar tales libros, y años
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en su estudio, cuando tienen a su alcance un Libro que contiene las
palabras del Alfa y la Omega de la sabiduría. El tiempo gastado en
el estudio de estos libros podría ser mejor aprovechado en obtener
un conocimiento del que es vida eterna si lo conocemos bien. Sólo
los que obtienen este conocimiento oirán al fin las palabras: “Voso-
tros estáis completos en él”.
Colosenses 2:10
.—
Words of Counsel
(folleto), 1903;
Counsels on Health, 369
.
Entendimiento confundido
—Cuando se pone a un lado la Pa-
labra de Dios, por libros que apartan del Señor y confunden el enten-
dimiento acerca de los principios del reino de los cielos, la educación
impartida es una perversión del vocablo. A menos que el estudiante
reciba alimento mental puro, cabalmente limpio de todo lo que se
llama “educación superior” y está impregnado de incredulidad, no
puede conocer verdaderamente a Dios. Únicamente los que cooperan
con el cielo en el plan de salvación, pueden saber lo que significa en
su sencillez la verdadera educación.—
Consejos para los Maestros
Padres y Alumnos, 16, 17, 16 (1913)
.