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La escuela y el maestro
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Pero si entran al aula con un espíritu excitado e irritado, la atmós-
fera moral que rodea sus almas estará dejando una impresión sobre
los niños que están bajo su cuidado, y en lugar de estar capacitados
para instruirlos, necesitan que alguien les enseñe las lecciones de
Jesucristo.—
Fundamentals of Christian Education, 265, 266 (1893)
.
Se necesitan paciencia y adaptabilidad (consejos a un maes-
tro)
—Usted no tiene éxito como maestro porque no tiene paciencia
ni adaptabilidad. Usted no sabe cómo tratar con las mentes humanas
o cómo impartir conocimiento de la mejor manera posible. Si sus
expectativas no se logran, se pone impaciente. Usted ha tenido todas
las ventajas en su educación, y sin embargo, no es un maestro sabio.
Le resulta muy desagradable inculcar ideas en mentes lentas. En su
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juventud necesitó disciplina y entrenamiento. Pero el espíritu que
usted manifestó bajo la corrección echó a perder su vida.—
Carta
117, 1901
.
Los padres han de cooperar con los maestros
—Un campo
abandonado representa la mente sin cultivar. Los padres deben mirar
este asunto bajo una luz diferente. Deben sentir que es su deber
cooperar con el maestro, estimular la sabia disciplina, y orar mucho
por quien está enseñando a sus hijos. Ustedes no ayudarán a los
niños impacientándose, censurándolos o desanimándolos; tampoco
habrán... de ayudarles a rebelarse y a ser desobedientes y faltos de
bondad y desagradables por el espíritu que ustedes desarrollan.—
Manuscrito 34, 1893
.
La responsabilidad de la comunidad religiosa
—No puede ha-
ber obra más importante que la educación apropiada de nuestros
jóvenes. Debemos protegerlos, resistiendo a Satanás, a fin de que no
los arranque de nuestros brazos. Cuando los jóvenes vayan a nues-
tros colegios, no se les debería hacer sentir que están entre extraños
que no se interesan por sus almas. Debería haber padres y madres en
Israel que vigilen sus almas como quienes deben dar cuenta de ellas.
Hermanos y hermanas, no se alejen de la querida juventud, como
si no tuvieran preocupación por ellos o responsabilidad sobre ellos.
Ustedes, quienes por mucho tiempo han profesado ser cristianos,
tienen una obra que hacer en guiarlos en forma paciente y bondadosa
por el camino correcto. Deberían mostrarles que los aman porque
son los miembros más jóvenes de la familia del Señor, comprados