Página 34 - Mente, C

Basic HTML Version

30
Mente, Cáracter y Personalidad 1
se transforma en un ángel de pureza, para poder, mediante sus es-
peciosas tentaciones, introducir sus artificios, de tal manera, que no
discernamos sus trampas. Cuanto más cedamos, tanto más poderosos
serán sus engaños. No es seguro discutir o parlamentar con él. Por
cada ventaja que le demos al enemigo, él pedirá más. Nuestra única
seguridad consiste en rechazar firmemente la primera insinuación a
la presunción. A través de los méritos de Cristo, Dios nos ha dado
gracia suficiente para resistir a Satanás, y ser más que vencedores.
La resistencia es el éxito. “Resistid al diablo, y de vosotros huirá”.
La resistencia debe ser firme y constante. Perdemos todo lo que
ganamos si resistimos hoy para ceder mañana.—
The Review and
Herald, 8 de abril de 1880
;
Nuestra Elavada Vocacion, 97
.
Evitar los actos de presunción
—Hay quienes se exponen teme-
rariamente al peligro y a las tentaciones, y se requeriría un milagro
de Dios para sacarlos sin daño y sin contaminación. Esos son ac-
tos presuntuosos que no agradan a Dios. La tentación que Satanás
presentó al Salvador del mundo, de arrojarse desde el pináculo del
templo, fue firmemente enfrentada y resistida. El archienemigo citó
una promesa de Dios, de seguridad, para que Cristo pudiera hacer
eso seguramente, confiando en la promesa. Jesús hizo frente a esa
[25]
tentación con las Escrituras: “Escrito está, no tentarás al Señor tu
Dios”.
Mateo 4:7
. De la misma manera, Satanás insta a los hombres
a ir a lugares a los que Dios no quiere que vayan, presentándoles las
Escrituras para justificar sus sugerencias.—
The Review and Herald,
8 de abril de 1880
;
Nuestra Elavada Vocacion, 97
.
La fe genuina y la presunción
—Las promesas de Dios no son
para que las reclamemos imprudentemente, para protegernos mien-
tras corremos temerariamente hacia el peligro, violando las leyes de
la naturaleza, o desentendiéndonos de la prudencia y del juicio que
Dios nos ha dado. Esto no sería una fe genuina, sino presunción...
Satanás acude a nosotros con honor mundano, riquezas y los pla-
ceres de la vida. Estas tentaciones son variadas, para adaptarlas a
hombres de toda categoría y condición, para tentarlos y alejarlos de
Dios, para servirse a sí mismos más que a su Creador. “Todo esto te
daré, si postrado me adorares” (
Mateo 4:9
), le dijo Satanás a Cristo.
Y Satanás le dice al hombre: “Todo esto te daré”. “Todo este dinero,
toda esta tierra, todo este poder, y honor, y riquezas te daré”; y el
hombre queda encantado, engañado, y traidoramente arrastrado a su