Página 49 - Mente, C

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La mente fanática
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Al principio puede parecer realmente correcto, pero después de un
tiempo se ve cuán ampliamente divergente resulta del camino que
conduce a la santidad y al cielo. Mi hermano, le advierto que prepare
sendas rectas para sus pies, no sea que los cojos caigan fuera del
camino.—
Manuscrito 111
.
El fanatismo es difícil de apagar
—El fanatismo, una vez que
ha comenzado y se ha dejado sin control, es tan difícil de apagar
como un fuego que se ha posesionado de un edificio. Los que han
tenido una conducta extremista y han sustentado este fanatismo,
habrían hecho muchísimo mejor en dedicarse a trabajos seculares,
porque mediante su conducta inconsecuente están deshonrando al
Señor y poniendo en peligro a su pueblo. Surgirán muchos movi-
mientos semejantes en este tiempo cuando la obra del Señor debería
estar en una condición elevada y pura, y no adulterada con supers-
ticiones y fábulas. Debemos estar en guardia a fin de mantener
una estrecha comunión con Cristo y para no ser engañados por las
artimañas de Satanás.—
Mensajes Selectos 2:40
.
Teorías finamente hiladas que ocupan la mente
—Satanás es-
tá trabajando de muchas maneras para que cada hombre, que debería
estar predicando el mensaje, pueda estar ocupado con teorías fina-
mente hiladas que él hará aparecer de tal magnitud e importancia
como para llenar la mente entera; y mientras piensan que están dan-
do grandes y maravillosos pasos en su experiencia, estén idolatrando
unas pocas ideas, y su influencia se perjudique y hable muy poco en
favor del Señor.
Haga cada ministro esfuerzos fervientes para descubrir la mente
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de Cristo. Hay algunos que sacan de la Palabra de Dios, y también
de los testimonios, párrafos u oraciones aisladas que pueden inter-
pretarse como que favorecen sus ideas, y luego se detienen en ellas y
se edifican en sus propias posiciones, cuando Dios no los está guian-
do. Todo esto agrada al enemigo. No deberíamos innecesariamente
tomar un camino que produzca diferencias o cause disensión. No
deberíamos dar la impresión de que si no se siguen nuestras ideas
particulares es porque a los ministros les falta comprensión.
Hay temas en abundancia en las lecciones de Cristo acerca de los
cuales hablar, y sería mejor dejar de lado los misterios que ni usted
ni sus oyentes pueden comprender o explicar. Demos lugar al mismo
Señor Jesucristo para que enseñe; permitamos que la influencia de