Página 85 - Mente, C

Basic HTML Version

Comprensión
81
hacia los necesitados y los sufrientes se considera como si fuera
hecho a Jesús. Cuando usted socorre al pobre, simpatiza con el
afligido y el oprimido y se hace amigo del huérfano, usted mismo se
pone en una relación más estrecha con Jesús.—
Testimonies for the
Church 2:25 (1868)
.
Cristo pide ternura y compasión
—La verdadera simpatía en-
tre el hombre y sus semejantes ha de ser la señal que distingue a
los que aman y temen a Dios de los que desconocen su ley. ¡Cuán
grande es la simpatía que expresó Cristo al venir a este mundo para
dar su vida como un sacrificio por un mundo agonizante! Su religión
condujo a la realización de la auténtica obra médico misionera. El
fue un poder sanador. “Misericordia quiero, y no sacrificio” (
Oseas
6:6
), dijo. Esta es la prueba que el gran Autor de la verdad usó para
distinguir entre la verdadera religión y la falsa. Dios quiere que sus
misioneros médicos actúen con la ternura y compasión que Cristo
mostraría si estuviera en nuestro mundo.—
Medical Ministry, 251
(1893)
.
[87]
La suma de la felicidad de la vida
—Un intelecto cultivado es
un gran tesoro; pero sin la influencia suavizadora de la simpatía y el
amor santificado no es del máximo valor. Deberíamos tener palabras
y hechos de tierna consideración por los demás. Podemos manifestar
mil pequeñas atenciones con palabras amables y miradas agradables,
las cuales se reflejarán sobre nosotros. Por su descuido de los demás
los cristianos desconsiderados manifiestan que no están en unión
con Cristo. Es imposible estar en unión con Cristo y sin embargo
mostrar falta de bondad hacia otros y olvidar sus derechos. Muchos
desean ardientemente una simpatía amistosa.
Dios nos ha dado a cada uno una identidad propia, que no puede
fundirse en la de otro; pero nuestras características individuales
serán mucho menos prominentes si realmente somos de Cristo y su
voluntad es la nuestra. Nuestras vidas deberían estar consagradas al
bien y la felicidad de otros, como fue la del Salvador. Deberíamos
olvidarnos de nosotros mismos, siempre buscando oportunidades—
aun en cosas pequeñas—para mostrar gratitud por los favores que
hemos recibido de otros y buscar oportunidades de alegrar a otros
y aliviar sus tristezas y cargas con actos de tierna bondad y pe-
queños hechos de amor. Estas cortesías atentas que, comenzando
con nuestras familias se extienden fuera de ese círculo, ayudan a