Página 258 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
Fue en este punto donde Satanás pensó vencer a Cristo. Pensó
que Cristo podía ser vencido fácilmente en su humanidad. “Le llevó
el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del
mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado
me adorares”.
Mateo 4:8, 9
. Pero Cristo quedó inconmovible. Sintió
la fuerza de esa tentación, pero le hizo frente por nosotros y venció.
Y usó sólo las armas que razonablemente pueden usar los seres
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humanos: la Palabra de Aquel que es poderoso en consejo: “Escrito
está”.
Mateo 4:4, 10
.
¡Con qué intenso interés fue observada esta contienda por los
ángeles celestiales y los mundos no caídos, mientras estaba siendo
vindicado el honor de la ley! La controversia quedó definida para
siempre, no sólo para este mundo, sino para el universo del cielo. La
confederación de las tinieblas también estaba alerta esperando una
apariencia de oportunidad para triunfar sobre el Sustituto de la raza
humana, divino y humano, a fin de que el apóstata pudiera exclamar:
“Victoria” y el mundo y sus habitantes fueran su reino para siempre.
Pero Satanás llegó sólo al talón; no pudo tocar la cabeza. A la
muerte de Cristo, Satanás comprendió que había sido derrotado.
Vio que su verdadero carácter había sido revelado claramente a
todo el cielo, y que los seres celestiales y los mundos que había
creado Dios estarían plenamente de parte de Dios. Vio que quedarían
definitivamente cortadas sus perspectivas de futura influencia sobre
ellos. La humanidad de Cristo demostraría por los siglos eternos la
cuestión que definía la controversia.
La impecable naturaleza humana de Cristo
Al tomar sobre sí la naturaleza del hombre en su condición caída,
Cristo no participó de su pecado en lo más mínimo. Estuvo sujeto
a las flaquezas y debilidades que rodean al hombre, “para que se
cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó
nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias”.
Mateo 8:17
. Fue
conmovido por el sentimiento de nuestras debilidades y fue en todo
tentado a nuestra semejanza. Y, sin embargo, no conoció pecado.
Fue el Cordero “sin mancha y sin contaminación”.
1 Pedro 1:19
. Si
Satanás hubiera logrado con su tentación que Cristo pecara en lo
mínimo, habría herido la cabeza del Salvador. Tal como sucedieron
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