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Mensajes Selectos Tomo 1
implantarse en muchos lugares. Mientras oráis a Dios en procura de
ayuda, aprended a creer. Practicad la abnegación, pues toda la vida
de Cristo en esta tierra fue de abnegación. Vino para mostrarnos lo
que debemos hacer a fin de ganar la vida eterna.
Haced lo mejor que podáis, y luego esperad paciente, esperanza-
da y regocijadamente, porque no pueden fallar las promesas de Dios.
El fracaso viene por la falta de fe de muchos que podrían poner
en circulación sus medios para el adelanto de la obra de Dios. Me-
nos fe tendrán mientras más tiempo retengan sus medios. Levantan
obstáculos que retardan terriblemente la obra de Dios.
Mis queridos colaboradores, sed leales, esperanzados, heroicos.
Cada paso sea dado por fe. Al hacer lo mejor que podéis, el Señor
recompensará vuestra fidelidad. Extraed energía física, mental y
espiritual de la fuente que proporciona la vida. Tenemos la promesa
de recibir una virilidad y una femineidad santificadas, purificadas,
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refinadas y ennoblecidas. Necesitamos la fe que nos capacite para
resistir como viendo al Invisible. Al fijar vuestros ojos en Cristo,
seréis llenados con un profundo amor por las almas por las cuales él
murió y recibiréis vigor para un esfuerzo renovado.
Cristo es nuestra única esperanza. Id a Dios en el nombre de
Aquel que dio su vida por el mundo. Confiad en la eficacia de su
sacrificio. Mostrad que su amor y su gozo están en vuestra alma,
y que a causa de eso vuestro gozo es pleno. Cesad de hablar de
incredulidad. En Dios está nuestra fortaleza. Orad mucho. La oración
es la vida del alma. La oración de fe es el arma con la cual podemos
resistir con éxito cada ataque del enemigo.—
Manuscrito 24, 1904
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