La fe en Dios
135
bendición que necesitamos, en lugar de algo que pedimos y que no
sería bueno para nosotros.
Vi que si no vemos inmediatamente la respuesta a nuestras ora-
ciones, debemos retener firmemente nuestra fe, y no permitir que
nos embargue la desconfianza, porque ello nos separaría de Dios. Si
nuestra fe vacila, no conseguiremos nada de él. Nuestra confianza
en Dios debe ser firme; y cuando más necesitemos su bendición, ella
caerá sobre nosotros como una lluvia.
Cuando los siervos de Dios piden su Espíritu y bendición, a ve-
ces los reciben inmediatamente; pero no siempre les son concedidos
[117]
en seguida. En este último caso, no desmayemos. Aférrese nuestra
fe de la promesa de que llegará. Confiemos plenamente en Dios, y a
menudo esta bendición vendrá cuando más la necesitemos; recibire-
mos inesperadamente ayuda de Dios cuando estemos presentando la
verdad a los incrédulos, y quedaremos capacitados para impartir la
Palabra con claridad y poder.
Se me presentó el asunto como el caso de los niños que piden una
bendición a sus padres terrenales que los aman. Piden algo que el
padre sabe les ha de perjudicar; pero el padre les da cosas que serán
benéficas para ellos, en vez de aquello que deseaban. Vi que toda
oración elevada con fe por un corazón sincero, será oída y contestada
por Dios, y que el suplicante obtendrá la bendición cuando más la
necesite, y a menudo ésta excederá sus expectativas. No se pierde
una sola oración de un verdadero santo, si es elevada con fe por un
corazón sincero.
* * * * *