Página 206 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La iglesia de Laodicea
Queridos hermanos y hermanas: El Señor nuevamente me ha
visitado con gran misericordia. He estado muy afligida durante los
últimos meses. Me he sentido muy enferma. Durante años he estado
afectada por la hidropesía y por una enfermedad del corazón, lo cual
ha tendido a deprimirme y a destruir mi fe y mi valor. El mensaje
a los miembros de la iglesia de Laodicea no ha conseguido que se
produzca ese fervoroso arrepentimiento entre el pueblo de Dios que
yo esperaba ver, por lo cual he sentido gran incertidumbre. Debido a
que la enfermedad que padecía avanzaba continuamente, pensé que
moriría. No tenía deseos de vivir, por lo tanto no podía aferrarme
de la fe y orar por mi recuperación. Con frecuencia cuando me
retiraba en la noche, comprendía que corría el peligro de perder el
aliento antes de la mañana. Encontrándome en esa condición, perdí
el conocimiento a la medianoche. Mandaron a buscar a los hermanos
Andrews y Loughborough, quienes oraron fervorosamente a Dios
pidiendo mi restauración. Desaparecieron la depresión y el gran
peso que sentía sobre mi corazón dolorido, y fui tomada en visión y
vi las cosas que ahora presento ante vosotros.
Vi que Satanás había estado tratando de desanimarme y hacerme
desesperar, de hacerme desear la muerte antes que la vida. Vi que no
era la voluntad de Dios que yo dejara de trabajar y muriera, porque
en ese caso triunfaría el enemigo de nuestra fe, y se entristecerían los
corazones de los hijos de Dios. Vi que con frecuencia experimentaría
angustia de espíritu y tendría que sufrir mucho, sin embargo se me
hizo la promesa de que los que se encontraran a mi alrededor me
animarían y ayudarían, y que mi ánimo y valor no fallarían durante
los duros ataques del diablo.
Vi que el testimonio que se dio a la iglesia de Laodicea también
se aplica al pueblo de Dios actual, y que la razón por la cual no ha
podido efectuar una obra mayor es por la dureza de sus corazones.
Pero Dios ha dado tiempo al mensaje para que efectúe su obra.
El corazón debe ser purificado de los pecados que durante tanto
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