Página 354 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
frutos producidos, influyeron en la causa en Wisconsin e hicieron
que la gente considerara con recelo todo lo que tuviera que ver con
visiones. Todas estas cosas debieran haberse considerado y debió
haberse manifestado sabiduría. No debiera mortificarse a los que
nunca han visto a una persona que se encuentra en visión, y que no
han tenido conocimiento personal de la influencia de las visiones. A
tales personas no se las debiera privar de los beneficios y privilegios
de la iglesia si su conducta cristiana en general es correcta, y si han
formado un sólido carácter cristiano.
Se me mostró que algunos pueden aceptar las visiones publica-
das, juzgando el árbol por sus frutos. En cambio otros manifiestan
dudas, como Tomás; no pueden creer los
Testimonios
publicados, ni
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recibir evidencia mediante testimonio de otras personas; sino que
deben ver y comprobar por sí mismos. No hay que descartar a tales
personas, sino que es necesario ejercer mucha paciencia y amor
fraternal hasta que encuentren su lugar y adopten una posición en
favor o en contra. Si luchan contra las visiones, de las que no tienen
conocimiento; si llevan su oposición hasta el punto de oponerse
contra lo que no conocen por experiencia, y se sienten ofendidos
cuando los que creen que las visiones proceden de Dios hablan en
las reuniones y se fortalecen con las instrucciones dadas en visión, la
iglesia podrá saber que no están en lo correcto. El pueblo de Dios no
debiera retraerse y ceder, abandonando su libertad para complacer
a esas personas que no están satisfechas. Dios ha dado sus dones
a la iglesia para que la iglesia se beneficie con ellos; y cuando los
creyentes profesos en la verdad se oponen a esos dones, y luchan
contra las visiones, las almas corren peligro. Ese es el momento
cuando se debe encararlos para que los débiles no se descarríen
debido a su influencia.
Ha sido muy difícil para los siervos de Dios trabajar en la loca-
lidad de _____, porque allí ha habido un grupo de personas que se
creen muy justas y buenas, que hablan mucho y que son indiscipli-
nadas, que han sido obstáculos para la obra de Dios. Si se las recibe
en la iglesia la harán pedazos. No se sujetarán al cuerpo, y nunca
estarán satisfechas a menos que manejen la iglesia ellas mismas.
El hermano G procuró actuar con mucha precaución. Sabía que
el grupo que se oponía a las visiones estaba equivocado, que no eran
creyentes genuinos en la verdad; de modo que para desembarazarse