Página 362 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
alejen de las diversas influencias que los separan unos de otros y de
la gran plataforma de la verdad sobre la cual Dios está reuniendo a
su pueblo.
Me fue mostrado el caso del señor L. El habla mucho acerca de la
santificación, pero se engaña a sí mismo, y otros se engañan respecto
a él. Su santificación tal vez le dure mientras está en la reunión; pero
no puede soportar la prueba. La santidad bíblica purifica la vida;
pero el corazón de L no ha sido purificado. Hay mal en su corazón
y en su vida, y los enemigos de nuestra fe han tenido ocasión de
arrojar oprobio sobre los observadores del sábado. Juzgan el árbol
por sus frutos.
“Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando
con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifes-
tación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana
delante de Dios”.
2 Corintios 4:2
.
Muchos obran directamente contra el pasaje citado. Andan con
astucia, y manejan engañosamente la Palabra de Dios. No ejem-
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plifican la verdad en su vida. Sienten preocupación especial por la
santificación, pero desechan la Palabra de Dios. Oran, cantan y gri-
tan acerca de la santificación. Hombres de corazón corrupto asumen
aire de inocencia y profesan ser consagrados; pero esto no evidencia
que lo sean. Sus acciones testifican acerca de ellos. Sus conciencias
están cauterizadas; pero llegará el día del juicio de Dios y la obra de
cada uno será manifiesta, según lo que haya sido. Cada uno recibirá
de acuerdo con sus acciones.
Dijo el ángel, mientras señalaba a L: “¿Qué tienes tú que hablar
de mis leyes, y que tomar mi pacto en tu boca? Pues tú aborreces la
corrección, y echas a tu espalda mis palabras. Si veías al ladrón, tú
corrías con él, y con los adúlteros era tu parte. Tu boca metías en mal,
y tu lengua componía engaño”.
Salmos 50:16-19
. Dios dispersará y
sacudirá estas influencias divisorias, y librará a su pueblo, si los que
profesan toda verdad acuden en auxilio del Señor.
No hay santificación bíblica para los que desechan una parte
de la verdad. La Palabra de Dios es bastante luz para que nadie
necesite errar. La verdad es tan sublime que admira a los intelectos
más elevados, y sin embargo, tan sencilla que puede comprenderla y
ser instruido por ella el más humilde y débil hijo de Dios. Los que