Página 569 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Los seguros de vida
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enemigo los recursos que él les ha confiado para que los usen en su
causa.
Satanás está presentando constantemente incentivos al pueblo
escogido de Dios para desviar su atención de la obra solemne de
prepararse para las escenas que le esperan en el futuro cercano. El es,
en todo sentido de la palabra, un engañador, un hábil seductor. Cubre
sus planes y trampas con mantos de luz sacados del cielo. Tentó a Eva
a comer de la fruta prohibida, haciéndole creer que con ello obtendría
grandes ventajas. Satanás induce a sus agentes a introducir diversos
inventos y derechos de patentes y otras empresas a fin de que los
adventistas observadores del sábado, que tienen prisa para hacerse
ricos, caigan en la tentación, queden entrampados, y atraigan sobre
sí muchos pesares. El está muy despierto, y se dedica activamente
a llevar cautivo al mundo, y por intermedio de los mundanos crea
continuamente un entusiasmo agradable, para inducir a los incautos
que profesan creer la verdad, a que se unan con los mundanos.
La concupiscencia de los ojos, el deseo de excitación y diversión
agradable, es una tentación y una trampa para el pueblo de Dios.
Satanás tiene muchas redes peligrosas de fina trama, que parecen
inocentes, pero con las cuales se prepara hábilmente para engañar
al pueblo de Dios. Hay espectáculos agradables, entretenimientos,
discursos sobre frenología, y una inacabable variedad de empresas
destinadas a desviar al pueblo de Dios, para que ame al mundo y las
cosas que están en él. Mediante esta unión con el mundo, se debilita
la fe, y los recursos que debieran invertirse en la causa de la verdad
presente quedan transferidos a las filas del enemigo. Por medio de
estos diferentes recursos, Satanás vacía constantemente los bolsillos
de los hijos de Dios, y a causa de esto pesa sobre ellos el desagrado
del Señor.
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