Página 257 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Naturaleza e influencia de los Testimonios
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peligrar su propia alma, y serán llevados cautivos por Satanás según
su voluntad.
Me fué mostrado que en la sabiduría de Dios los errores y peca-
dos de todos no serían revelados. Estos testimonios individuales se
dirigen a todos los culpables, aunque los nombres de éstos no estén
incluídos en el testimonio especial que se haya dado; si las personas
pasan por alto y cubren sus propios pecados porque sus nombres no
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han sido mencionados especialmente, Dios no las prosperará. No
podrán adelantar en la vida divina, sino que se hundirán siempre
más en las tinieblas hasta que la luz del cielo les sea completamente
retraída.
En una visión que me fué dada hace como veinte años, [1871]
“me fué ordenado que presentara principios generales, al hablar y es-
cribir, y al mismo tiempo especificara los peligros, errores y pecados
de algunas personas, para que todos pudiesen ser amonestados, re-
prendidos y aconsejados. Vi que todos deben escudriñar su corazón y
vida detenidamente, para ver si no han cometido los mismos errores
por los cuales otros fueron corregidos, y si las amonestaciones dadas
para otros no se aplican a su propio caso. Si así sucede, deben sentir
que las reprensiones y el consejo fueron dados especialmente para
ellos, y deben darles una aplicación tan práctica como si se les hubie-
sen dirigido especialmente. Dios quiere probar la fe de todos los que
aseveran seguir a Cristo. El probará la sinceridad de las oraciones de
todos aquellos que aseveran desear fervientemente conocer su deber.
Les presentará claramente su deber. Les dará amplia oportunidad de
desarrollar lo que está en su corazón.”
El objeto de los “Testimonios”
En los tiempos antiguos Dios habló a los hombres por la boca de
los profetas y apóstoles. En estos días les habla por los
Testimonios
de su Espíritu. Nunca hubo un tiempo en que Dios instruyera a su
pueblo más fervientemente de lo que lo instruye ahora acerca de su
voluntad y de la conducta que quiere que siga.
El Señor ha visto propio darme una visión de las necesidades y
los errores de su pueblo. Por doloroso que me haya sido, he presen-
tado fielmente a los ofensores sus faltas y los medios de remediarlas.