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Joyas de los Testimonios 2
Los mantos bautismales deben ser hechos de buen género, de
algún color obscuro que el agua no perjudique, y llevar pesos en la
parte inferior. Sean vestiduras limpias, de buen corte, y hechas según
un modelo aprobado. No debe intentarse adornarlas, ni ponérseles
pliegues. Toda ostentación, sea de adorno u otra cosa, queda com-
pletamente fuera de lugar. Cuando los candidatos se compenetren de
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lo que significa el rito, no desearán adornos personales. Nada debe
haber, sin embargo, que sea desmañado o feo, pues ofendería a Dios.
Todo lo relacionado con este santo rito debe revelar una preparación
tan perfecta como se pueda hacerla.
Después del bautismo
Los votos que asumimos con el bautismo abarcan mucho. En el
nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, somos sepultados como
en la muerte de Cristo, y levantados a semejanza de su resurrección,
y hemos de vivir una vida nueva. Nuestra vida debe quedar ligada
con la vida de Cristo. Desde entonces en adelante el creyente debe
tener presente que está dedicado a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo.
Debe subordinar a esta nueva relación todas las consideraciones
mundanales. Ha declarado públicamente que ya no vive en orgullo
y complacencia propia. Ya no ha de vivir en forma descuidada e
indiferente. Ha hecho un pacto con Dios. Ha muerto al mundo y
debe vivir para Dios y dedicarle toda la capacidad que le confió,
sin perder jamás de vista el hecho de que lleva la firma de Dios; es
un súbdito del reino de Cristo, participante de la naturaleza divina.
Debe entregar a Dios todo lo que es y todo lo que tiene, empleando
sus dones para gloria de su nombre.
Las obligaciones del pacto espiritual que se expresa en el bautis-
mo son mutuas. Mientras los seres humanos desempeñen su parte
con obediencia ferviente, tendrán derecho a orar: “Sea hoy mani-
fiesto que tú eres Dios en Israel.”
1 Reyes 18:36
. El hecho de que
habéis sido bautizados en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo, es una garantía de que si pedís su ayuda, estas potestades os
ayudarán en toda emergencia. El Señor oirá y contestará las oracio-
nes de los que le siguen sinceramente, llevan el yugo de Cristo y en
su escuela aprenden a ser mansos y humildes.
“Si habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba,
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