Página 399 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Los internados
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limpio y en orden, no fuese que el ángel de Dios pasase por me-
dio de su campamento y viese sus inmundicias. ¿Era el Señor tan
meticuloso que reparara en estas cosas? Sí, pues se declara que si
hubiese de ver sus inmundicias no podría salir con sus ejércitos a
la batalla contra sus enemigos. Asimismo todas nuestras acciones
son notadas por Dios. Aquel Dios que tuvo tanto cuidado de que los
hijos de Israel adquiriesen hábitos de limpieza, no sancionará hoy
impureza alguna en el hogar.
Dios confió a los padres y maestros la tarea de educar a los niños
y jóvenes en estas direcciones, y de cada acto de la vida se les puede
enseñar lecciones espirituales. Al inculcarles hábitos de limpieza
física, debemos enseñarles que Dios quiere que sean limpios tanto
en su corazón como en su cuerpo. Al barrer una habitación pueden
aprender cómo el Señor purifica el corazón. No les bastaría cerrar
puertas y ventanas después de poner en la pieza alguna substancia
purificadora, sino que abrirían las puertas y las ventanas de par en
par y con esfuerzo diligente eliminarían todo el polvo. Del mismo
modo las ventanas de los impulsos y sentimientos han de abrirse
hacia el cielo y se debe expulsar el polvo del egoísmo y de la vanidad
mundana. La gracia de Dios ha de barrer las cámaras de la mente y
todo elemento de la naturaleza ha de ser purificado y vitalizado por
el Espíritu de Dios. El desorden y el desaliño en los deberes diarios
llevarán al olvido de Dios y a observar una forma de piedad en la
profesión de la fe, pero sin la realidad de ella. Tenemos que velar y
orar; de otra suerte estaremos asiéndonos de la sombra y perderemos
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la substancia.
Como hebras de oro, una fe viva debe entretejerse con la expe-
riencia cotidiana en el cumplimiento de las pequeñas obligaciones.
Entonces los estudiantes serán inducidos a comprender los princi-
pios puros que según lo ha dispuesto Dios, han de motivar cada acto
de sus vidas. Entonces todo el trabajo diario será de tal carácter que
promueva el crecimiento cristiano. Entonces los principios vitales
de la fe, la confianza y el amor hacia Jesús penetrarán hasta en los
detalles más ínfimos de la vida diaria. Se contemplará a Jesús y el
amor hacia él constituirá el móvil continuo que dé fuerza vital a cada
obligación asumida. Habrá porfía por la justicia y una esperanza que
“no avergüenza.”
Romanos 5:5
. Todo lo que se haga se hará para
gloria de Dios.