Página 45 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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¿Robará el hombre a Dios?
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entre nuestros hermanos. Tenían antes todo lo que podían atender,
pero el amor al dinero o un deseo de ser tenidos por tan ricos co-
mo sus vecinos, los induce a enterrar sus recursos en el mundo, y
retener lo que deben con justicia a Dios. ¿Podemos sorprendernos
si no son prosperados, y si Dios no bendice sus cosechas y se ven
chasqueados?
Si nuestros hermanos pudiesen recordar que Dios puede bendecir
veinte hectáreas de tierra y hacerlas producir tanto como cien, no
continuarían sepultándose en más tierras, sino que dejarían fluir sus
recursos a la tesorería de Dios. “Mirad por vosotros—dice Cristo,—
que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez,
y de los cuidados de esta vida.”
Lucas 21:34
. Le agrada a Satanás
haceros ensanchar vuestras granjas e invertir vuestros recursos en
empresas mundanas, porque al obrar así, no sólo impedís que la
causa progrese, sino que por la ansiedad y el recargo del trabajo,
reducís vuestras perspectivas de obtener la vida eterna.
Debiéramos prestar ahora atención a la orden de nuestro Salva-
dor: “Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no
se envejecen, tesoro en los cielos que nunca falta; donde ladrón no
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llega, ni polilla corrompe.”
Lucas 12:33
. Ahora es cuando nuestros
hermanos debieran estar reduciendo sus propiedades en vez de au-
mentarlas. Estamos por trasladarnos a una patria mejor, a saber la
celestial. No seamos, pues, moradores de la tierra, sino más bien
reduzcamos nuestras cosas a la menor cantidad posible.
Se acerca el tiempo en que no podremos vender a ningún precio.
Pronto se promulgará el decreto que prohibirá a los hombres comprar
o vender si no tienen la marca de la bestia.
* * * * *
El Señor me ha mostrado repetidas veces que es contrario a la
Biblia hacer provisión alguna para nuestras necesidades temporales
en el tiempo de angustia. Vi que si los santos tuvieran alimento
guardado o en el campo, en el tiempo de angustia, cuando la espada,
el hambre y la pestilencia asolasen la tierra, les sería arrebatado por
manos violentas, y extraños cosecharían sus campos. Será entonces
el momento en que habremos de confiar plenamente en Dios y él
nos sostendrá. Vi que en ese momento nuestro pan y nuestras aguas