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Mente, Cáracter y Personalidad 2
se contempla y se lee fomenta la concupiscencia de los ojos y las
pasiones corrompidas. El corazón se deprava por medio de la imagi-
nación. La mente se complace en contemplar escenas que despiertan
las más bajas pasiones. Esas viles imágenes, vistas a través de una
imaginación contaminada, corrompen la moral y preparan a esos
seres engañados e infatuados para que den rienda suelta a su con-
cupiscencia. A ello siguen pecados y crímenes que rebajan a seres
formados a imagen de Dios hasta ponerlos al nivel de las bestias,
hundiéndolos finalmente en la perdición.
Eviten la lectura y la contemplación de cosas que sugieran pen-
samientos impuros. Cultiven las facultades morales e intelectuales.
No permitan que esas facultades se debiliten y se perviertan por el
exceso de lectura incluso de libros de historias. Sé de mentes pode-
rosas que se han desequilibrado y se han anublado parcialmente, o
se han paralizado, por la intemperancia en la lectura.—
Testimonies
for the Church 2:410 (1870)
.
La masturbación y la imaginación
—Cuando las personas se
han vuelto adictas al hábito del abuso de sí mismas [masturbación],
es imposible despertar sus sensibilidades morales para que aprecien
las cosas eternas o disfruten de los ejercicios espirituales. Los pen-
samientos impuros se apoderan de la imaginación y la controlan
fascinando la mente, a lo que sigue un deseo casi incontrolable de
llevar a cabo actos impuros. Si se educara la mente para que con-
templara temas elevadores, si se adiestrara la imaginación para que
reflexionara acerca de cosas puras y santas, se fortalecería contra
esta complacencia terrible, depravadora, y destructora del alma y el
cuerpo. Por medio del adiestramiento se acostumbraría a meditar en
lo elevado, lo celestial, lo puro y lo sagrado, y no sería atraída por
esta complacencia depravada, corrompida y vil.—
Testimonies for
the Church 2:470 (1870)
.
Las ensoñaciones de la mente conducen a la exaltación pro-
pia
—Si los pensamientos, los sueños de la mente, se refieren a
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grandes propósitos en los cuales figura el yo, la exaltación propia
se manifestará en palabras y actos y se tenderá a una elevación del
yo. Esos pensamientos son de una naturaleza tal que no inducen a
caminar más cerca de Dios. Los que avanzan en este sentido sin
una cuidadosa consideración, lo hacen imprudentemente. Hacen
esfuerzos intermitentes, dan golpes por aquí y por allá, empiezan