Página 237 - Mente, C

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Capítulo 69—El rechazo
Magnificación de las dificultades aparentes
—Algunos mag-
nifican muchísimo las aparentes dificultades, y entonces comienzan
a tenerse lástima y a dar lugar al desaliento. Los tales necesitan
que se produzca en ellos un cambio total. Necesitan disciplinar-
se, hacer un esfuerzo y vencer todo sentimiento pueril. Deberían
decidirse a no malgastar la vida en nimiedades... Todos deberían
tener un propósito, un objetivo en la vida. Deberían ceñir los lomos
de la mente y adiestrar los pensamientos para que se concentraran
en el punto, como la brújula al polo. La mente debería transcurrir
por los canales adecuados, de acuerdo con planes bien delineados.
Entonces cada paso sería hacia adelante... El éxito o el fracaso en
esta vida dependen mucho de la manera como se disciplinan los
pensamientos.—
The Review and Herald, 6 de abril de 1886
.
No hay razón para desesperar
—Nadie tiene por qué entregar-
se al desaliento ni a la desesperación. Puede Satanás presentarse a ti,
insinuándote despiadadamente: “Tu caso es desesperado. No tienes
redención.” Hay sin embargo esperanza en Cristo para ti. Dios no
nos exige que venzamos con nuestras propias fuerzas. Nos invita a
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que nos pongamos muy junto a él. Cualesquiera sean las dificultades
que nos abrumen y que opriman alma y cuerpo, Dios aguarda para
libertarnos.—
El Ministerio de Curación, 192 (1905)
.
Cuidado con tenerse lástima
—Necesitamos desconfiar de la
compasión propia. Jamás os permitáis sentir que no se os aprecia
debidamente ni se tienen en cuenta vuestros esfuerzos, o que vuestro
trabajo es demasiado difícil. Toda murmuración sea acallada por el
recuerdo de lo que Cristo sufrió por nosotros. Recibimos mejor trato
que el que recibió nuestro Señor.—
El Ministerio de Curación, 378
(1905)
.
La autoconmiseración deteriora los caracteres de los que al-
bergan esos sentimientos, y ejerce una influencia que malogra la
felicidad de los demás.—
Manuscrito 27, 1902
;
Medical Ministry,
177
.
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