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La felicidad
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mejor para mi utilidad presente y futura y para mi eterno bien”. Y
cuando se levante, ¡crea! Cuando el enemigo se aproxime con sus
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tinieblas, cante acerca de la fe y hable en cuanto a la fe, y descubrirá
que por medio del canto y de la conversación entra la luz en su vida.
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo: ¡Regocijaos!”
Filipenses 4:4
. Los que hacen esto disfrutan de una vida gozosa.
Nada desagradable procede de sus labios o de la atmósfera que rodea
al alma, porque no se sienten mejores que los demás. Escóndase
en Jesucristo; en ese caso todo el tiempo la verdad de Dios estará
preparándolo para la futura vida inmortal. Cuando confía en el
poderoso, su experiencia no es prestada; le pertenece.—
Manuscrito
91, 1901
.
Cómo proyectar la felicidad hacia la eternidad
—A medida
que entramos por Jesús en el descanso, empezamos aquí a disfrutar
del cielo. Respondemos a su invitación: “Venid, aprended de mí”, y
al venir así comenzamos la vida eterna. El cielo consiste en acercarse
incesantemente a Dios por Cristo. Cuanto más tiempo estemos en el
cielo de la felicidad, tanto más de la gloria se abrirá ante nosotros;
y cuanto más conozcamos a Dios, tanto más intensa será nuestra
felicidad. A medida que andamos con Jesús en esta vida, podemos
estar llenos de su amor, satisfechos con su presencia.
Podemos recibir aquí todo lo que la naturaleza humana puede
soportar. Pero, ¿qué es esto comparado con lo que nos espera más
allá? Allí “están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en
su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre
ellos. No tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá más sobre
ellos, ni ningún otro calor. Porque el Cordero que está en medio del
trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios
limpiará toda lágrima de los ojos de ellos”.
Apocalipsis 7:15-17
.—
El
Deseado de Todas las Gentes, 299 (1898)
.
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