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En armonía con la ciencia
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llamada ciencia, que nada tienen que ver con la verdad. Las teorías
de los grandes hombres necesitan ser zarandeadas cuidadosamente
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y separadas del más ligero vestigio de incredulidad. Una semillita
sembrada por maestros en nuestras escuelas, dará lugar a una cosecha
de incredulidad si es recibida por los alumnos. Todo el brillo del
intelecto que poseen los hombres ha sido dado por el Señor, y debe
ser dedicado a su servicio.—
Comentario Bíblico Adventista 7:928
(1898)
.
El conocimiento verdadero es vigorizado por el Espíritu de
Dios
—El conocimiento es poder, pero es poder para bien únicamen-
te cuando va unido con la verdadera piedad. Debe ser vivificado
por el Espíritu de Dios, a fin de servir para los más nobles propó-
sitos. Cuanto más íntima sea nuestra relación con Dios, tanto más
plenamente podremos comprender el valor de la verdadera ciencia;
porque los atributos de Dios, según se ven en sus obras creadas,
pueden ser apreciados mejor por aquel que tiene un conocimiento
del Creador de todas las cosas, el Autor de toda verdad. Los tales
pueden hacer el más alto uso del conocimiento; porque cuando se
hallan bajo el dominio completo del Espíritu de Dios, sus talentos
alcanzan su más plena utilidad.—
Consejos para los Maestros Padres
y Alumnos, 37; 33 (1913)
.
Sierva de la religión
—Hay que fundar escuelas sobre los prin-
cipios de la Palabra de Dios y controlarlas por sus preceptos. En
nuestras escuelas debiera santificarse cada rama de la educación.
Debería buscarse con fervor la dirección divina. Entonces, no obten-
dríamos en vano cualquier tipo de educación.
Las promesas de la Palabra de Dios nos pertenecen. Podemos
esperar la presencia del Maestro celestial. Podemos ver la manifesta-
ción del Espíritu de Dios como en la escuela de los profetas, y notar
que cada objeto participa de la consagración divina. La ciencia será
entonces, como en el caso de Daniel, la sierva de la religión; y todo
esfuerzo, desde el primero hasta el último, tenderá a la salvación
del hombre en alma, cuerpo y espíritu, y será para la gloria de Dios
por medio de Jesucristo.—
The Signs of the Times, 13 de agosto de
1885
;
Fundamentals of Christian Education, 99
.
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