Página 389 - Mente, C

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Apéndice A—Consejo a una mujer deprimida de
mediana edad
Mi mente va hacia Ud., Marta... Queremos verla confiando ple-
namente en el precioso Salvador. El la ama, dio su vida por Ud.
porque le asignó valor a su alma. Tuve un sueño no hace mucho.
Paseaba por un jardín, y Ud. estaba a mi lado. Ud. decía una y otra
vez: “Mire ese feo arbusto, ese árbol deforme, ese pobre botón de
rosa sin desarrollar. Me hacen sentir mal, porque me parece que
representan mi vida y la situación en que me encuentro delante de
Dios”.
Me pareció que una forma esbelta caminaba justamente delante
de nosotros y decía: “Junten las rosas, los lirios y los claveles, y
dejen a un lado las espinas y los feos arbustos, y no hieran las almas
que están a su cuidado”.
Me desperté. Me volví a dormir y el sueño se repitió. Volví a
despertar y me dormí nuevamente, y el sueño se repitió por tercera
vez. Ahora quiero que Ud. considere esto y ponga a un lado su
desconfianza, sus preocupaciones y sus temores. Aparte la vista de
Ud. misma y mire a Jesús; retire la vista de su esposo y mire a
Jesús. Dios le ha dirigido palabras de ánimo. Aférrese a ellas, obre
de acuerdo con ellas, avance por fe y no por vista. “Es, pues, la fe
la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
Hebreos 11:1
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Jesús le extiende sus manos. No permitirá que el enemigo la
venza. Le dará la victoria. Tiene poder y justicia. Trate de buscarlos
por Ud. misma y llegará a la desesperación porque no los encontrará.
Jesús tiene ese poder y esa justicia, que serán suyos por la fe, porque
Ud. ama a Dios y guarda sus mandamientos.
No escuche las mentiras de Satanás; por el contrario, enumere
las promesas de Dios. Junte las rosas, los lirios y los claveles. Hable
acerca de las promesas de Dios y de la fe. Confíe en Dios, porque
él es su única esperanza. El es mi única esperanza también. Libro
tremendas batallas contra la tentación al desánimo que me tiende
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