Página 241 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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¿Seremos hallados faltos?
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No se honra a Dios
Aquel que ve debajo de la superficie, que lee en los corazones,
habla así de quienes han tenido grandes luces: “No se afligen ni se
sorprenden de su estado moral y espiritual.” “Y pues escogieron sus
caminos, y su alma amó sus abominaciones, también yo escogeré
sus escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y
nadie respondió; hablé, y no oyeron; antes hicieron lo malo delante
de mis ojos, y escogieron lo que a mí desagrada.” “Por tanto, pues,
les envía Dios operación de error, para que crean a la mentira;” “por
cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos” “antes
consintieron a la iniquidad.”
Isaías 66:3, 4
;
2 Tesalonicenses 2:11,
10, 12
.
El Maestro celestial preguntó: “¿Qué engaño más grave puede
seducir la mente que el que os hace creer que estáis construyendo
sobre un buen fundamento y que Dios acepta vuestro trabajo, cuando
en realidad estáis haciendo muchas cosas conforme a las ideas del
mundo y pecando contra Jehová? Es grande el extravío y fascinante
la alucinación que se apoderan de las mentes, cuando los hombres
que han conocido la verdad adoptan la forma de la piedad en vez
de su espíritu y potencia; cuando suponen que son ricos y que no
necesitan nada, y en realidad lo necesitan todo.”
Dios no ha cambiado para con sus siervos que guardan sus vesti-
duras sin manchas. Empero muchos dicen: “Paz y seguridad,” entre-
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tanto que una ruina repentina va a sobrecogerlos. Nunca entrarán los
hombres en el cielo, a menos que se arrepientan cabalmente, humi-
llen su corazón por la confesión de sus pecados y reciban la verdad
tal como es en Jesús. Cuando la purificación se efectúe en nuestras
filas, no permaneceremos más tiempo ociosos, enorgullecidos de
nuestras riquezas y de que nada nos falta.
¿Quién puede decir con verdad: “Nuestro oro es probado en
el fuego y nuestros vestidos no están manchados por el mundo”?
He visto a nuestro Instructor señalar vestiduras que se daban por
justicia. Al desgarrarlas puso al descubierto la suciedad que cubrían.
Luego me dijo: “¿No puedes ver con qué falsedad cubrieron su
inmundicia y la corrupción de su carácter? ‘¿Qué, pues, la ciudad
fiel ha venido a ser una ramera?’ ¡La casa de mi Padre es hecha un