La obra misionera de la iglesia
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Circulación de nuestros impresos
Gran número de los hijos de Dios debe ir con nuestras publi-
caciones a los lugares donde el mensaje del tercer ángel nunca ha
sido proclamado. Nuestros libros deben ver la luz en muchos idio-
mas distintos. Con estos libros deben salir hombres fieles como
colportores evangelistas para llevar la verdad a los que sin ese medio
nunca recibirían la luz. Los que emprenden este ramo de actividad
deberían también prepararse para hacer trabajo médico misionero.
Hay que acudir en auxilio de los enfermos y dolientes. Muchos de
los que habrán sido aliviados en esta forma, entenderán y aceptarán
las palabras de vida. ...
De casa en casa
En varios estados, hay colonias de agricultores laboriosos y
de condición acomodada, que nunca han oído de la verdad para
nuestra época. Debe trabajarse en tales lugares. Ese trabajo debe
ser emprendido por los miembros de nuestras iglesias. Ellos pueden
hacer mucho en favor de sus vecinos, al prestarles o venderles libros,
al distribuirles periódicos y darles estudios bíblicos. Si tuviesen un
profundo amor por las almas, podrían proclamar el mensaje con
tanto poder que muchas personas se convertirían.
Dos obreros bíblicos estaban sentados en medio de una familia.
Con la Biblia abierta ante ellos, presentaban al Señor Jesucristo en
su carácter de Salvador que perdona los pecados. Elevaban fervien-
tes oraciones hacia Dios y los corazones quedaban enternecidos y
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subyugados por la influencia del Espíritu Santo. Sus oraciones eran
expresadas con sinceridad y poder. Mientras explicaban la Palabra
de Dios, vi que una luz suave y radiante iluminaba las Escrituras,
y yo susurré: “Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a
entrar, para que se llene mi casa.”
Lucas 14:23
.
Esta preciosa luz fué comunicada de casa en casa. La costum-
bre de celebrar el culto de familia, que en ciertos hogares fuera
abandonada, revivió y muchos fueron convertidos.
Hermanos y hermanas, consagraos al servicio del Señor. No
dejéis pasar ninguna ocasión favorable. Visitad a los enfermos y
dolientes y manifestadles interés verdadero. Si es posible, haced