Página 407 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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La recompensa del esfuerzo ferviente
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el manto de bodas. Pronto presenciaremos la coronación de nuestro
Rey. Aquellos cuya vida quedó escondida con Cristo, aquellos que
en esta tierra pelearon la buena batalla de la fe, resplandecerán con
la gloria del Redentor en el reino de Dios.
No transcurrirá mucho tiempo antes que veamos a Aquel en
quien ciframos nuestras esperanzas de vida eterna. Y en su presencia
todas las pruebas y los sufrimientos de esta vida serán como nada.
“No perdáis pues vuestra confianza que tiene grande remuneración
de galardón: porque la paciencia os es necesaria; para que, habiendo
hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aun un
poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará.”
Hebreos 10:35-
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. Alzad los ojos, sí, alzad los ojos, y permitid que vuestra fe
aumente de continuo. Dejad que esta fe os guíe a lo largo de la
senda estrecha que, pasando por las puertas de la ciudad de Dios,
nos lleva al gran más allá, al amplio e ilimitado futuro de gloria
destinado a los redimidos. “Pues, hermanos, tened paciencia hasta
la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto
de la tierra, aguardando con paciencia, hasta que reciba la lluvia
temprana y tardía. Tened también vosotros paciencia; confirmad
vuestros corazones: porque la venida del Señor se acerca.”
Santiago
5:7, 8
.
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