Página 65 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Las actividades misioneras
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nero. Dios espera que su iglesia discipline y prepare a sus miembros
para la obra de iluminar al mundo. Debe darse una educación cuyo
resultado sea suscitar a centenares de personas dispuestas a entregar
sus talentos valiosos a los banqueros. Por el uso de estos talentos, se
desarrollarán hombres que estarán preparados para ocupar posicio-
nes de confianza e influencia y para sostener principios puros y sin
contaminación. Así se realizará mucho bien para el Maestro.
Pónganse los miembros a trabajar
Muchos que poseen verdadera capacidad se están herrumbrando
en la inacción, porque no saben cómo ponerse a trabajar en los
ramos misioneros. Obténgase que alguien con capacidad presente a
estos inactivos el ramo de trabajo que podrían hacer. Establézcanse
pequeñas misiones en muchos lugares, para enseñar a hombres y
mujeres a emplear y así aumentar sus talentos. Comprendan todos lo
que se espera de ellos, y muchos de los que están ahora desocupados
trabajarán fielmente.
La parábola de los talentos debe ser explicada a todos. Se debe
hacer comprender a los miembros de las iglesias que son la luz
del mundo, y que de acuerdo a sus diversas capacidades espera
el Señor que iluminen y beneficien a otros. Sean ricos o pobres,
grandes o humildes, Dios los llama a servirle activamente. Depende
de la iglesia para el adelantamiento de su causa, y espera que los
que profesan seguirle cumplan su deber como seres inteligentes. Es
muy necesario que se dedique a la obra de salvar almas toda mente
adiestrada, todo intelecto disciplinado, toda jota de capacidad.
No pasemos por alto las cosas pequeñas mientras buscamos una
gran obra. Podéis hacer con éxito la obra pequeña, pero, al intentar
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una obra más grande podríais tal vez fracasar y caer en el desaliento.
Poneos a trabajar dondequiera que veáis que hay trabajo que hacer.
Haciendo con vuestras fuerzas lo que vuestras manos hallen para
hacer será como desarrollaréis talentos y aptitudes para una obra
mayor. Es al despreciar las oportunidades diarias y descuidar las
cosas pequeñas, como muchos se vuelven infructuosos y marchitos.
Hay maneras en las cuales todos pueden prestar un servicio
personal a Dios. Algunos pueden escribir una carta a un amigo lejano
o enviar un periódico a alguien que está averiguando la verdad. Otros