Página 433 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

Basic HTML Version

Apéndice B
429
que la cronología del mundo fuera comprendida en forma clara y
armoniosa, el Señor no habría permitido los desacuerdos y las dis-
crepancias que hallamos en los escritos de historiadores bíblicos, y
[512]
me parece que en estos últimos días no debe haber tanta controversia
con respecto a fechas.
En cuanto a mí, diré esto: cuanto más estudio la experiencia del
pueblo adventista, tanto más siento que debo honrar y alabar y mag-
nificar la sabiduría del Dios del cielo, que dio a un hombre sencillo
como Guillermo Miller una comprensión de las grandes verdades
de las profecías. Es evidente para todos los que estudien su explica-
ción de la profecía, que aunque él tenía la verdad con respecto a los
aspectos principales, adoptó al principio muchas interpretaciones
inexactas e incorrectas referentes a detalles. Al principio éstas eran
aceptadas por sus asociados; pero Dios levantó a hombres eruditos
que habían tenido mayores oportunidades de estudio que Miller,
y estos hombres, por su estudio de las profecías y de la historia,
encontraron la verdad con respecto a muchos puntos en los cuales la
exposición de Miller era incorrecta.
Uno que estudie esta experiencia desde el punto de vista de la fe
en ese gran movimiento adventista, como se lo presenta en
Daniel y
Apocalipsis
, y en
El conflicto de los siglos
, no puede dejar de rego-
cijarse en la bondad de Dios cuando ve cómo él trajo luz y verdad
por medio del estudio de muchos hombres, y me parece que noso-
tros, que amamos la obra que fue edificada sobre ese fundamento,
debemos tratar en forma muy bondadosa, muy considerada y muy
reverente la obra que Dios ayudó a Miller a llevar a cabo.
Haced sólo declaraciones modestas
Pero si pretendemos que Miller y sus asociados tuvieron un
conocimiento perfecto y completo de la verdad en cuanto a la co-
rrespondencia de la historia con la profecía, o si aseveramos que
[513]
los pioneros del mensaje del tercer ángel tenían un conocimiento
completo e infalible, y decimos: “Nunca en la historia de esta causa
nos hemos visto obligados a confesar que estábamos en un error”,
en forma innecesaria y poco sabia incitamos la crítica que desple-
gará ante el mundo, de una manera exagerada, la imperfección y