Página 439 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

Basic HTML Version

Apéndice C
435
también Pablo tuvo sabiduría divina al elegir a los que iban a ser sus
amanuenses de vez en cuando, de acuerdo con sus necesidades.
Yo creo que la Hna. Elena G. de White tuvo la dirección divina
para elegir a las personas que actuarían como copistas y las que
ayudarían a preparar artículos para nuestros periódicos y capítulos
para nuestros libros.
Estoy bien relacionado con las circunstancias que la indujeron a
seleccionar a algunos de estos obreros, y sé del ánimo directo que
ella recibió con respecto a sus calificaciones y su confiabilidad para
tal obra. También sé de casos en que ella fue inducida a instruir
y decir palabras de cautela, y a veces a despedir a algunos de sus
empleados que carecían de espiritualidad, y por lo tanto estaban
descalificados para un servicio satisfactorio. En cuanto a esto el
pastor Starr podría darle a Ud. un capítulo interesante referente a la
experiencia de la Hna. White con la Srta. Fanny Bolton; y yo podría
hablarle de una circunstancia por la cual ella se separó de su propia
sobrina, Mary Clough, a quien apreciaba mucho.
En la primera parte de la década de 1860, la Hna. White no tenía
ayuda, con excepción de su esposo, quien solía escucharla mientras
leía capítulos de manuscritos, y le sugería correcciones gramaticales.
Como niño pequeño recuerdo que presencié circunstancias como
[521]
ésta: el pastor White, cansado, estaba recostado en el sofá, y la Hna.
White traía un capítulo escrito para
Spiritual Gifts
y se lo leía; y él le
sugería, como dije antes, correcciones gramaticales. Artículos para
los
Testimonies
eran tratados de una manera similar.
Además de unos pocos testimonios que fueron impresos, muchos
testimonios personales eran enviados a individuos, y a menudo la
Hna. White les escribía diciendo: “No tengo a nadie para que me co-
pie este testimonio. Por favor haga una copia para Ud. y devuélvame
el original”. Como resultado de este método de trabajo, tenemos en
nuestro archivo de manuscritos muchos de los primeros testimonios
escritos con la propia letra de la Hna. White.
En la primera parte de la década de 1860, la Hna. Lucinda
M. Hall actuó como ama de llaves de la Hna. White, y también
como secretaria, y a veces como compañera de viaje. Era tímida,
pero metódica, y solamente corregía los errores gramaticales más
evidentes. En 1862, la Hna. Adelia Patten se relacionó con la familia