Página 69 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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La cuestión de la influencia
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Dirigida por Uno que es poderoso en consejo
—Hay personas
que dicen: “Alguien manipula sus escritos”. Yo admito la acusación:
es Uno que es poderoso en consejo, Uno que presenta delante de mí
la condición de las cosas.—
Carta 52, 1906
.
Por qué se hacen a veces averiguaciones
—Alguien, que hizo
una confesión, me dijo que se han albergado dudas e incredulidad
por parte de algunos contra los testimonios debido a las palabras que
les dijo la Hna. F. Una cosa que se mencionó fue que los testimonios
para personas en particular me habían sido dichos por otros, y que yo
los presentaba como si fueran mensajes de Dios. ¿Sabe, mi hermana,
que con esto ella me hace una persona hipócrita y mentirosa?...
La Hna. F mencionó un caso en particular, en el cual ella me
había dicho todo lo relativo a la familia del Hno. G, y que la próxima
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cosa que ella oyó era que yo estaba relatando, como que el Señor
me lo había mostrado, esas cosas que ella me había dicho.
Permítame explicarle el caso. A menudo se me muestran familias
e individuos, y cuando tengo la oportunidad de verme con personas
que los conocen, averiguo en qué condición está esa familia con el
propósito de asegurarme de si los ministros o los hermanos tienen
algún conocimiento de los males existentes.
Eso fue lo que sucedió en el caso de la familia del Hno. G. Yo
quería ver si el testimonio estaba respaldado por los hechos. Pero esa
información dada no originó el testimonio, aunque algunas personas
de corta visión y tentadas puedan interpretarlo así.—
Carta 17, 1887
.
¿Quién se lo dijo a Pablo y a la Hna. White?
—Cuando se
presenta un testimonio del Señor dirigido a alguna persona que yerra,
a menudo se hace la pregunta: “¿Quién se lo dijo a la Hna. White?”
Eso debió haber ocurrido en los días de Pablo, puesto que alguien
tuvo que haber tenido en su corazón el interés por la iglesia para
presentarle al apóstol, el ministro señalado por Dios, los peligros de
los miembros de la iglesia que amenazaban su prosperidad. Existe un
tiempo para hablar y un tiempo para guardar silencio. Por supuesto,
algo debe hacerse, y el ministro señalado por el Señor no debe dejar
de hacer su obra para corregir estos males. Ahora bien, estos males
existían, y Pablo tenía una obra que hacer para corregirlos...
Sabemos que a Pablo se le había presentado el estado de las
iglesias. Dios le había dado luz y conocimiento con respecto al orden
que debía mantenerse en las iglesias, los males que se levantarían,