Página 594 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
las minucias y dejar fuera los principios vitales nos convertimos en
trabajadores formales y estériles. Para la obra son adecuados los
corazones que Dios ha despertado mediante la acción de su gracia.
Dios quiere un trabajo hecho con el corazón. Aceptará el propó-
sito generoso, los principios puros y elevados, los motivos altos y
santos. Su gracia y su poder trabajarán con esos esfuerzos. Todos los
que se den cuenta de que la obra de Dios es preparar un pueblo para
su venida en sus esfuerzos desinteresados encontrarán ocasiones
en las que podrán hacer la labor misionera. Pero es posible que se
gasten demasiados recursos y demasiado tiempo ocupándolos en
conseguir que las cosas se hagan tan exacta y minuciosamente que
el trabajo del corazón se descuide y se conserve una forma estéril.
Os digo con franqueza que Jesús y el poder de su gracia están
quedando fuera del asunto. Los resultados mostrarán que el trabajo
mecánico ha reemplazado a la piedad, la humildad y la santidad del
corazón y de la vida. Los trabajadores más espirituales, entregados
y humildes no encuentran lugar en donde aferrarse y, por lo tanto,
se reprimen. Los jóvenes e inexpertos aprenden la forma y ejecutan
su tarea de manera mecánica. Sin embargo, el verdadero amor, la
carga de las almas, está ausente. Es esencial que no se establezcan
tantas formas y trabajo mecánico para que pueda operar el poder de
la piedad en este solemne y temible día de responsabilidades.
En el cielo hay orden; en la tierra debería reinar el orden y el
sistema para que la obra pueda avanzar sin confusión ni fanatismo.
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Los hermanos han trabajado con este fin, pero aunque algunos de
nuestros ministros llevan constantemente la carga de las almas y
siempre buscan elevar al pueblo en los logros espirituales, los que
no son conscientes y no han cargado la cruz de Cristo ni han sentido
el valor de las almas tal como se refleja desde el calvario, al educar
y enseñar a otros a trabajar de manera mecánica, se volverán ellos
mismos impotentes y no llevarán la gente al Salvador.
Satanás siempre trabaja para que el servicio de Dios se con-
vierta en una forma vacía y carente de interés y pierda poder para
salvar almas. A la vez que la energía, la honestidad y la eficiencia
de los obreros se vuelve mortecina a causa de los esfuerzos por
sistematizarlo todo. Para mantener esta complicada maquinaria en
funcionamiento, los ministros deben cargar con un trabajo agotador
que requiere tanto tiempo que se descuida el trabajo espiritual. Con