Página 108 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Matrimonios insensatos
Se me ha mostrado que los jóvenes de hoy no poseen un ver-
dadero conocimiento del peligro que corren. Hay muchos jóvenes
que Dios aceptaría como obreros en los diferentes ramos de su obra,
pero Satanás interviene y los envuelve de tal manera en su red que
se enajenan de Dios y se hacen ineficaces en su obra. Satanás es un
obrero astuto y persistente. Sabe exactamente cómo entrampar a los
incautos y es un hecho alarmante que sólo unos pocos logran escapar
de sus artimañas. No ven el peligro y no se cuidan de sus tretas. Los
insta a fijar sus afectos el uno en el otro sin procurar la sabiduría de
Dios o de aquellos a quienes él ha enviado para amonestar, reprender
y aconsejar. Se sienten autosuficientes y no toleran el refrenamiento.
Hermano _____, su propio caso es un ejemplo poderoso de esto.
Usted se ha infatuado con el pensamiento de casarse. Como sucede
generalmente con los que permiten que sus mentes sean encauzadas
por esa vía, las amonestaciones de los siervos de Dios surten poco
efecto sobre usted. Se me ha mostrado cuán fácilmente se deja
usted afectar por las influencias que le rodean. Dado el caso que se
vinculase usted con compañeros cuyas mentes se hayan formado en
un molde inferior, se volvería como ellos. A menos que mantuviese
presentes el amor y el temor de Dios, sus pensamientos serían como
los de ellos; si ellos careciesen de reverencia, usted también sería
irreverente; si fuesen ellos frívolos y dados a la búsqueda del placer,
usted seguiría el mismo camino con un celo y una perseverancia
dignos de una causa más noble.
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La joven sobre la cual ha puesto usted sus afectos no tiene
profundidad de pensamiento ni de carácter. Ha vivido una vida
de frivolidad y su mente es limitada y superficial; sin embargo,
con firmeza constante usted ha rehusado las advertencias de su
padre, de su amante hermana y de sus amigos de la iglesia. Yo me
acerqué a usted como una embajadora de Cristo; pero sus fuertes
emociones, su confianza propia, cerraron sus ojos al peligro y sus
oídos a las amonestaciones. Ha persistido en su proceder tal como si
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